La última película de Pedro Almodóvar da que hablar. Cuando uno termina de ver la última película de Almodóvar no puede dejar de hacerse esta pregunta. Es que el título, “La mala educación”, nos hace repensar en el funcionamiento (y sus sombrías secuelas) de las instituciones sociales. Paseo sinuoso y reflexivo por innobles enseñanzas que termina deslizándose en la idea de que los protagonistas no son más que unos mal educados.
Juan, Ignacio, Enrique, Manolo ¿quién es el peor de todos?, ¿qué pecado es el más merecedor de castigo? ¿Qué nos hace tolerar o no la moral de cada uno? Para contestarse hay que sentarse, ver la película y recibir las cachetadas de este controvertido cineasta español.
Ignacio es el punto nodal de una historia que va y viene jugando entre un pasado morboso y mortal, con un presente no más agradable. Ayer él era un niñito hermoso que cantaba como los dioses para enamorar a los curas. Especialmente al Padre Manolo, quien más de una vez intentó (y logró) tener un acercamiento carnal con el niño. Ignacio se entrega sólo por amor a otro niño llamado Enrique, no tan tierno ya que en una ocasión ofrece su ´hombría´ de diez años para defenderlo del cura libidinoso.
Fue la primera vez que sintió el golpe de la vida: tanta humillación no es suficiente para retener a su amor escondido. Enrique deja el internado con lágrimas en los ojos. Ignacio acepta convivir con esa marca que dejará manoseada por siempre su psicología.
Años después, que nos enteramos con suerte pasando la mitad de la película, descubrimos que el cantorcito angelical se ha transformado en un travesti drogadicto de mala muerte. Un escritor frustrado que narra lo sucedido con el Padre Manolo. Historia que le servirá par chantajearlo y así seguir dándose con heroína.
Pero lo que estamos viendo, en realidad, es la misma historia pero contada y actuada por Juan, su hermano menor. Bonito por donde se mire y cómo se mire intenta filmar la vida de éste gracias a un exitosísimo cineasta: nada más y nada menos que Enrique.
Almodóvar nos va contando de a puchitos lo que quiere decirnos (o mejor dicho, lo que podemos interpretar). Algunos aman con toda la piel, como el Padre Manolo, pero es un amor que no sirve, que mata. Un amor envuelto en una gigantesca y negra bolsa de consorcio para ocultar tamaña cantidad de basura e hipocresía. Amores con doble intención. Groseros sometimientos de la carne para lograr aspiraciones mentales.
¡Y ahí está el fruto de esta mala educación! ¿Cómo enseñó esa madre obediente y sumisa que era la vida? ¿Acaso no les mostró a esos dos niñitos que solamente entregándose al sexo solicitado por papá podrían tener techo, comida y vestimenta? Porque algo pasó para que ambos se abran de cachetes dejándose penetrar por el que supuestamente les daría lo aspirado y necesitado.
Porque la causa no está solamente en el internado (Juan no estuvo), es la institución familiar la que educa mal; la que cree que haciendo el bien hace también el odio, la baja autoestima. Y al hacerlo entrega a sus hijos a los feroces dientes de la bestia mundial: la humanidad mal educada.
¿Qué quiso decirnos Pedrito? ¡Quién sabe! Cada cual hará lo que pueda con su propia moral. Él mismo sabe que esta vez el golpe será duro, hasta repudiado ya que ni Hollywood lo quiere de vuelta (a pesar de sus dos anteriores Oscars: Hable con ella y Todo sobre mi madre). ¿Será acaso porque todavía no podemos aceptar que hay que cambiar de raíz algunas enseñanzas?.
Insisto. Sólo el que va a verse cara a cara con La mala educación podrá darse cuenta del lugar que ocupa en el mundo su persona., y lo que eso puede llegar a provocar en los que lo rodean, queriéndolo o no.
Para pensar/se.
LA MALA EDUCACIÓN
Dirección: Pedro Almodóvar
Actúan: Fele Martínez y Gael García Bernal
En el Cine Monumental: a las 14, 18.15, 22.35, y 0.40
(datos al 27/11/04)
Fuente: Rosarinos.com – Anabel Donnet