El 10 de Noviembre se realizó una nueva edición del ciclo “Pensadores Argentinos”. El encuentro fue dedicado a recordar la obra y pensamiento de Mario Luis Rodríguez Cobos (“Silo”), fundador del Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista…
El 10 de noviembre se realizó una nueva edición del ciclo “Pensadores Argentinos”, organizado por el Centro de Estudios Políticos, Económicos, Legales y Sociales (CEPELS). En este caso, el encuentro estuvo dedicado a recordar la obra y pensamiento de Mario Luis Rodríguez Cobos (“Silo”), fundador del Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista.
Pressenza, Buenos Aires, 11/17/10, por Carlos Segalis
La ex legisladora Lía Méndez y el senador nacional Daniel Filmus. Foto Jose Luis Perrino
Los panelistas que expusieron durante el encuentro fueron el Senador de la Nación Daniel Filmus, el Presidente del CEPELS, el Dr. Claudio Heredia y la Dra. Lía Méndez, ex diputada de la Ciudad de Buenos Aires y miembro del Partido Humanista. El subsuelo del CEPELS, donde se llevó a cabo la conferencia, se encontraba repleto, con una convocatoria de aproximadamente 100 personas.
Heredia comenzó recurriendo a una cita de Juan Perón sobre el justicialismo. “El Humanismo Peronista no es intelectual, no está separado del pueblo. Es práctico, concreto, surge sobre las bases de realizaciones de nuestro país. Éstas, al crear un clima de consideración a la persona humana, dan el espacio necesario para desarrollar una concepción orgánica de la ubicación del hombre en esta coyuntura histórica”.
Desde su perspectiva, el justicialismo y el humanismo comparten una base en común, que implica “rescatar los valores humanos por sobre la utilidad al sistema, que impone el salváte vos mismo”. Y agregó, citando a Perón: “Sobre la base de nuestro humanismo, la tarea de todos los que trabajan por el hombre, se sentirá alentada por la visión del mundo mejor que nosotros auspiciamos”.
El presidente del CEPELS bregó por una construcción conjunta entre justicialistas y humanistas, pues ambos espacios intentan “reubicar al ser humano dentro del círculo de la política. La política está para resolverle los problemas al ser humano. Sí no está para eso, no sirve para nada, como decía Néstor Kirchner”, aseguró Heredia.
Luego fue el turno de la Dra. Lía Méndez, quién comenzó su exposición afirmando que “hablar de Silo es hablar de un pensamiento y una acción, cuyo destinatario es el ser humano común y concreto y cuyo objetivo es humanizar la tierra”. Esto significa “superar el dolor y el sufrimiento. Es crecer sin límites, es amar la realidad que construyes”.
Méndez explicó que el principal problema, para Silo, era la violencia. De esas primeras arengas de denuncia durante la época de la Dictadura de Onganía (1966-1970) surgiría el movimiento humanista, un movimiento social “que traduce en acciones concretas aquél mensaje”. Inspirados en el pensamiento de Silo “se pondrían en marcha múltiples organizaciones sociales, culturales, políticas y espirituales con presencia en más de 100 países”.
En este sentido, Méndez citó una conferencia de Silo en la Comunidad Emanu-El de 1994 en la que afirmó: “Nos interesa un humanismo que contribuya al mejoramiento de la vida, que haga frente a la discriminación, al fanatismo, a la explotación y a la violencia. En un mundo que se globaliza velozmente y que muestra los síntomas del choque entre culturas, etnias y regiones, debe existir un humanismo universalista, plural y convergente”.
La ex diputada porteña también recuperó el pensamiento de Silo sobre temas como la muerte, la relación entre trabajo y capital y los derechos humanos. A propósito de este último punto, Méndez citó a Silo al decir: “Todo reclamo que se haga a favor de ellos tiene sentido. Pues muestra a los poderes actuales que no son omnipotentes, y que no tienen controlado el futuro”.
El senador Filmus, quién llegó al encuentro tras participar de un acto de homenaje al ex presidente Néstor Kirchner, comenzó caracterizando como un “gran humanista” del santacruceño, pues “era un tipo que se preocupaba principalmente por la gente, que se preocupa fundamentalmente por los más humildes, por los que más necesitan”.
Filmus aseguró que consideraba imprescindible “que las ideas del humanismo tengan vigencia a escala global” y recordó la recepción que brindó la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la delegación de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia en diciembre de 2009. “Se trató de un encuentro de cariño y afecto”, que manifestó “porqué nos sentimos cerca de la perspectiva humanista”, afirmó.
Hablar de humanismo implica, para Filmus, apartarse de la creencia de que las mejoras materiales hagan “que estemos más satisfechos, más felices. Esto tiene que ver con un conjunto de aspectos que van mucho más allá de la situación económica”. El desafío del desarrollo humano es, “no sólo de elevar la plataforma mínima, sino principalmente en como disminuir la desigualdad”, tarea que “sólo puede resolver el Estado”.
El ex ministro de Educación manifestó su preocupación por el crecimiento futuro de los países en vías de desarrollo (que manifiestan un crecimiento “dos o tres veces mayor que el de los países desarrollados”) en un momento de crisis económica global: “los países centrales generan la crisis y descargan las consecuencias en los países del llamado tercer mundo”, denunció.
Por otro lado, se refirió al preocupante “nivel de intolerancia que hay en el mundo”. A propósito de la expulsión de gitanos de Francia, el maltrato de Europa a los musulmanes y a los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, Filmus aseguró que “quieren crear la idea de que los culpables de lo que sucede son los inmigrantes, son los Otros”.
Se trata de sectores de la población global que habían sido utilizados para realizar los trabajos más descalificados, pero que en tiempos de crisis “son los primeros en ser excluidos”.
Esto genera, desde su óptica, una cultura del rechazo y la discriminación. “Se trata entonces de un enfrentamiento entre humanismo y fundamentalismo –aseguró-. La discusión del siglo XXI es entonces la de lograr la igualdad social junto con la diversidad cultural. Hoy, por el contrario, la desigualdad social está muy pegada a la desigualdad cultural”.
Filmus destacó el caso de los pueblos originarios en Argentina, dónde se impuso un modelo pedagógico que arrasó “con las diferencias culturales. La escuela educó sobre una concepción etnocentrista donde de 40 mil años de historia se estudiaban esos últimos 500 como si fuera toda la historia. Y hoy la homogeneización cultural ya no la hace más la escuela, sino la televisión”.
El Senador Nacional concluyó su ponencia asegurando que existe un vínculo fundamental entre humanismo y educación, basado en la construcción de sociedades más igualitarias y más dignas en la defensa de su particularidad cultural. “Si el otro es distinto ahí está la oportunidad de aprendizaje. Poner en evidencia la diferencia es la principal herramienta que tenemos de educación”, aseguró.