La Fuerza, es la energía vital del cuerpo que actúa en continua dinámica. Ella pone en marcha distintas funciones. De ella deriva la acción, la emoción, la idea y la percepción de una realidad superior.
La Fuerza, es la energía vital del cuerpo que actúa en continua dinámica. Ella pone en marcha distintas funciones. De ella deriva la acción, la emoción, la idea y la percepción de una realidad superior.
Esta energía es capaz de exteriorizarse del propio cuerpo, produciendo fenómenos de acción sobre el mundo físico, así como los produce sobre el propio cuerpo al animarlo. Al sobrevenir la muerte, la fuerza se va evaneciendo o continúa su desarrollo fuera del cuerpo en niveles cada vez superiores hasta configurar una entidad también superior. Esta desaparición por desintegración, o esta continuidad por concentración, depende de la suma de actos contradictorios o unitivos que el ser humano realiza en su vida.
A la Fuerza se la puede relacionar con lo que en las religiones se ha llamado alma. A la fuerza capaz de concentrarse y trascender en una dirección evolutiva, se la puede relacionar con lo que las religiones han llamado espíritu.
El doble no es sino la fuerza externalizada en vida o después de la muerte, en la medida en que recibe y produce efectos en el mundo cotidiano, aunque con una mecánica que le es particular y modificando generalmente las características aceptadas del espacio y del tiempo.
La Luz Interior es la experiencia que se produce cuando la Fuerza se concentra en alguna zona del cerebro humano energetizándolo y haciendo que trabaje en un nivel más alto de su conciencia mecánica. También aparece como experiencia en el momento de la muerte si su grado de concentración es adecuado.
El Centro Luminoso se refiere a algún punto del sistema nervioso de difícil precisión que es actuado por la Fuerza, pero también a un fenómeno externo, del cual proviene toda la fuerza de los seres vivos y hacia el cual se orienta el doble, si ha logrado unidad en el momento de la muerte.
Consecuencias prácticas de esta postura: lógicamente, podrá tenerlas para quien reconozca experiencias en estos casos, o una fe firme y sin duda alguna.
Y ¿qué tipo de consecuencias?: Una será, que la vida tendrá un sentido más allá de la muerte. Otra, que al tenerlo, las acciones que se realicen no serán indiferentes, ya que algunas se alejarán de la posibilidad de supervivencia y otras, las garantizarán. En tal sentido, surgirá una moral, una actitud frente a la vida y una posición frente al mundo, a esta postura podemos llamarla mística y estará animada de un fuerte sentimiento religioso, encaminado a la trascendencia aún, aún cuando la idea o la creencia acerca de un dios, no aparezca definida en ese contexto.
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