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¿Te ha pasado que al estar frente al estante de frutas y verduras, te debates entre la versión orgánica y la convencional?
A veces parece una decisión sencilla, pero con los precios en aumento y la promesa de que lo “orgánico” es más saludable, esa elección se convierte en un dilema.
Entre las etiquetas y los costos, nos preguntamos: ¿realmente merece la pena pagar más?
¿Qué diferencia a los alimentos orgánicos?
Los productos orgánicos están sujetos a regulaciones que exigen su cultivo sin la mayoría de los pesticidas, herbicidas sintéticos y organismos genéticamente modificados (OGM). Los productos de origen animal, como carnes, lácteos y huevos, deben provenir de animales que tengan acceso al aire libre y se críen sin antibióticos ni hormonas de crecimiento.
Los altos costos asociados con los alimentos orgánicos se deben principalmente a la mano de obra requerida para eliminar malezas sin herbicidas potentes, entre otros factores.
Esto explica su precio más elevado en los supermercados, donde la fruta y verdura orgánica suele superar el costo de sus contrapartes convencionales.
¿Realmente aportan más nutrientes?
Si bien muchos creen que los alimentos orgánicos son más ricos en nutrientes, la ciencia muestra un panorama mixto.
Lizzy Davis, profesora adjunta de Ciencias de la Nutrición en la Universidad de Alabama, explica que los alimentos orgánicos y los convencionales tienen composiciones similares en términos de macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas).
Sin embargo, algunos estudios indican pequeñas diferencias en ciertos micronutrientes, como vitaminas y antioxidantes.
Un análisis encontró, por ejemplo, que arándanos y maíz orgánicos pueden tener niveles más altos de antioxidantes que sus versiones convencionales, aunque estos hallazgos no son concluyentes ni significativos en términos de beneficios para la salud.
¿Pueden los alimentos orgánicos reducir el riesgo de enfermedades?
Los estudios sobre el impacto de los alimentos orgánicos en la salud ofrecen resultados variados. Una investigación en Francia, que incluyó a más de 70 mil personas, sugirió una reducción del 25% en el riesgo de cáncer entre quienes consumían alimentos orgánicos regularmente.
No obstante, un estudio previo en Reino Unido, que analizó a 623 mil mujeres, no halló diferencias significativas en las tasas de cáncer entre quienes optaban por alimentos orgánicos y quienes no.
Estos resultados contradictorios pueden deberse a factores externos.
Irene Mathieu, profesora asociada de pediatría en la Universidad de Virginia, advierte que aquellos que consumen alimentos orgánicos suelen tener también hábitos más saludables y mayores ingresos, lo que podría influir en los resultados.
Exposición a pesticidas: ¿es una preocupación real?
Un motivo común para elegir productos orgánicos es evitar la exposición a pesticidas. Si bien los alimentos orgánicos no están totalmente libres de pesticidas, estos deben ser de origen natural y no sintético.
Las investigaciones sugieren que los niveles de pesticidas en los alimentos convencionales no suelen ser perjudiciales para la salud general.
Sin embargo, trabajadores agrícolas expuestos frecuentemente a pesticidas sintéticos pueden tener un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como el Parkinson y algunos tipos de cáncer, por lo que reducir la exposición es una medida válida para quienes buscan un estilo de vida más saludable.
Entonces, ¿vale la pena pagar por los alimentos orgánicos?
La respuesta depende de tus preferencias y prioridades. Optar por alimentos orgánicos puede ayudar a reducir la exposición a ciertos pesticidas, y si tu presupuesto no permite comprar todos los productos orgánicos, los expertos recomiendan enfocarse en los alimentos que consumes regularmente.
Además, prácticas como lavar y pelar los alimentos frescos ayudan a disminuir los residuos de pesticidas en su superficie.
La elección entre alimentos orgánicos y convencionales no es tan crucial como asegurar una dieta balanceada y rica en nutrientes.
Priorizar una variedad de frutas, verduras y granos enteros, ya sean orgánicos o no, sigue siendo la mejor estrategia para una salud óptima.
Por Cora Bravo. Ecoosfera