Se viene el rally Dakar 2010. Faltan pocos días para la largada desde la ciudad de Buenos Aires. Para este verano, los organizadores esperan mucho más público junto a los caminos, ya que habrá 46 pilotos argentinos para alentar y porque la gente ya sabe de qué se trata esta increíble competencia. Por eso, a pesar de que la experiencia anterior fue exitosa, es importante tener en cuenta algunos consejos de seguridad para poder disfrutar de la carrera sin riesgos.
Usá las llamadas "zonas de espectadores". Son las áreas especialmente dedicadas para que el público pueda ver la carrera con seguridad, marcadas generalmente con cintas. No te alejes de esas zonas ni cruces las marcas. Estas ubicaciones son dispuestas por los organizadores tras analizar en qué sitios la gente puede ver el paso de los competidores con seguridad y buena visibilidad. Alejarte de allí implica elevar el riesgo de un accidente. Respetá las indicaciones de las fuerzas de Seguridad que coordinan el evento.
Ponete en la "cabeza" de los pilotos. El Dakar es una carrera extenuante. Una de las más exigentes pruebas deportivas del mundo. Los competidores van acumulando cansancio con el correr de las etapas y los reflejos no son los mismos que en el día de largada. El calor, el polvo, la arena, el sol, más la velocidad, forman un mix muy complejo. Por eso, pensá que colocarte en una zona peligrosa es aún más riesgoso de lo que parece. Además, se trata de competidores que trabajan y se preparan todo el año para esta competencia. Una imprudencia de un espectador, aunque no resulte lastimado, puede echar por tierra con todo.
Pensá la trayectoria de los vehículos. Relacionado al punto anterior, está el tema de la velocidad y la trayectoria de los vehículos, sobre todo los más rápidos y peligrosos (autos y camiones), en caso de salirse del camino o sufrir un accidente (por ejemplo, un vuelco tras caer mal de un salto). A veces, hay sitios que parecen seguros pero pueden no serlo. Si no estás en una zona de espectadores, si estás al borde de algún camino, hacé un ejercicio simple: pensá qué puede pasar si un vehículo sigue de largo allí. Imaginá qué trayectoria podría realizar y colocate en un lugar seguro. En las curvas, siempre ubicarse en el lado interno.
Extremo cuidado al ayudar. En 2009, se vieron muchas escenas de espectadores ayudando a competidores a seguir en carrera tras una caída (motos), o auxiliando tras un accidente (autos, camiones, quads). Si bien esto puede parecer interesante –significa implicarse en la carrera aunque sea por unos segundos- y solidario, encierra una serie de peligros.
– Primero, el despiste o accidente pudo haber sido causado por la propia dificultad del camino trazado por los organizadores, incluso por una mala lectura de la hoja de ruta. No hay garantías de que otro competidor que venga detrás no sufra lo mismo y vaya a parar al mismo lugar.
– Segundo, los pilotos y espectadores pueden quedar envueltos –sobre todo en las etapas argentinas- en nubes de polvo que bloquean la visión de los que llegan detrás. Por ejemplo: un motociclista se cae, el público baja a ayudar y por el costado pasa un camión, que levanta mucho polvo. Detrás puede llegar alguna camioneta a toda velocidad, cuya tripulación se encontraría de golpe con la gente en el camino.
– Por esto, si es indispensable dar auxilio, mirá bien que no venga nadie por el camino y quedate el menor tiempo posible sobre la ruta.
Atención durante el paso de la caravana de asistencia. En 2009, cerca de tres millones de personas –datos de la organización- siguieron en Argentina el paso de los vehículos, ya sea en tramos de velocidad o de enlace. Pero se vieron, sobre todo en las grandes ciudades, escenas que podrían haber terminado mal. Por ejemplo, en las entradas a Mendoza y Neuquén, cientos de chicos corrían –solos, sin el cuidado de algún mayor- entre los vehículos en marcha. Nuevamente, ser prudente es clave. Los camiones de asistencia son grandes y altos, y la visibilidad a los costados a veces no es la mejor. Además, llegan todos juntos, unos detrás de otros, por lo que a pesar de ir a baja velocidad no dejan de ser peligrosos.
Fuente: Clarín