Volvían del Banquito, viajaban 23 en un bote con capacidad para 8. Prefectura realizó ayer trabajos de búsqueda pero sin resultados positivos.Hoy continúan las tareas. Cuatro jóvenes desaparecieron en las aguas del Paraná luego de que la canoa en la que viajaban desde la isla conocida como el Banquito comenzara a hundirse y diera una vuelta de campana. El hecho se produjo el domingo a la noche, y ayer por la mañana se iniciaron las tareas de búsqueda pero sin resultados positivos todavía. Los efectivos de la Prefectura Naval Rosario reanudarán hoy los rastrillajes en el río, a la altura de la desembocadura del arroyo Saladillo, en el sur de la ciudad.
La historia de esta tragedia comenzó el domingo a la mañana, cuando un grupo de jóvenes de la zona de Ameghino y Necochea decidió cruzar a la isla. «Ibamos a festejar el Día de la Primavera y el cumpleaños de Diego Benavídez», comentó Brian García, uno de los participantes de la fiesta. Alrededor de las 10, el grupo partió desde la bajada el Mangrullo hacia el balneario Vladimir. «Era un bote chico y se hicieron varios viajes porque no entrábamos todos», comentó Rubén Darío Godoy, otro de los jóvenes que participó de la jornada.
Cerca de las 20, tras un día de diversión y baile, -en el que no faltó el alcohol- decidieron emprender la vuelta.
Según datos aportados por Prefectura Naval Rosario, la embarcación que intentó traer de regreso a Rosario a los jóvenes era «La Cabezona», un bote pescador con motor fuera de borda, con capacidad para unas ocho personas, que tiene 6.44 metros de eslora.
Los pasajeros apuntaron que subieron 23 personas a la embarcación y además cargaron una mesa, botellas y hasta damajuanas de vino. «Eramos muchos pero no nos queríamos quedar porque ya era de noche», agregó Rubén, quien junto con su amigo Leonardo Núñez admitió: «Estábamos medio borrachos».
El encargado de conducir el bote les había dicho a los muchachos que era el último viaje porque ya no tenía más combustible para seguir navegando.
Brian recordó que cuando estaban a mitad de camino empezaron a advertir que la canoa se balanceaba. «Sentí que el agua me llegaba a los tobillos. Con unos tarritos quisimos tratar de sacarla pero seguía entrando por la parte de atrás, cerca del motor. No pudimos hacer nada. Vimos que el bote se hundía y decidimos tirarnos», comentó el muchacho, el único que tenía salvavidas. En ese momento, la embarcación dio una vuelta de campana y todos cayeron al río.
«Fue un momento tremendo. La desesperación era total. Todos estábamos gritando y tratando de agarrarnos de algo, pero a algunos los arrastraba el Paraná», contó muy emocionado Rubén.
Román Benavídez es tío de Brian y formaba parte del grupo. El fue uno de los que logró zafar, pero estuvo cerca de perder la vida. «Quería salvar a mi sobrino. Gritaba y lo buscaba pero como no lo encontraba pensé que estaba muerto y me dí por vencido. En ese momento encontré el bote que se nos había dado vuelta y me agarré de ahí». El muchacho, de 21 años, terminó desnudo en el río, ya que para poder sobrevivir se quitó la ropa que por el peso le impedía nadar.
Mientras 23 personas intentaban sobrevivir en medio del Paraná, Dante Antúnez empezó a percibir desde la costa los pedidos de auxilio. «Escuchaba los gritos y no sabía qué hacer. Me subí a una lancha de los pescadores y empecé a remar con tanta mala suerte que uno de los remos se rompió», contó el muchacho, y agregó que «si no hubiera sido por los pescadores, los desaparecidos serían muchos más».
El prefecto principal de Prefectura Naval Rosario, Luis Barbisán, confirmó que hasta el cierre de esta edición, y por los testimonios de familiares, eran cuatro los desaparecidos. Los allegados a las víctimas indicaron que se trata de Leonardo Distéfano (25), Eduardo Soria -conocido como el Porteño- (23), Ignacio Vecchiarelli (21) y Roberto Arriola (16).
«La hipótesis que se maneja es que la sobrecarga en la embarcación hizo que comenzara a entrar agua y terminara naufragando, con el saldo lamentable de cuatro personas desaparecidas», apuntó Barbisán.
Una veintena de efectivos de prefectura participaron ayer durante todo el día de la búsqueda de estas cuatro personas, pero al caer la noche se suspendieron las tareas, que se retomarán hoy, con la luz del día. Dos guardacostas, un bote plástico y buzos tácticos trabajaron en la zona del accidente.
Barbisán indicó que el domingo cruzaron a las islas entrerrianas más de 4.500 personas y Prefectura organizó un operativo de seguridad con unos 70 efectivos en Costa Alta y estación Fluvial.
Pero la embarcación que zozobró partió desde muelles que no están habilitados, y eso se habría realizado para burlar los controles.
Una lancha de la Prefectura logró rescatar a 9 de las víctimas que habían caído al agua. También colaboró la embarcación Mary Anne que habitualmente transporta a prácticos del puerto y según el testimonio de los sobrevivientes, los pescadores se sumaron al auxilio.
La tragedia se produjo a unos 200 metros de la costa de Rosario y en las cercanías del canal principal del río, lo que podría complicar las tareas de los buzos para hallar a las víctimas.
«Todavía no sabemos nada y estamos esperando noticias de la Prefectura», dijo muy angustiado Claudio, el padre de Ignacio Vecchiarelli.
Fuentes allegadas a la investigación indicaron que están identificados tanto el propietario de la embarcación que protagonizó el accidente como quien la conducía al momento de producirse los hechos. Ambos se encuentran a disposición del juez Correccional de la 2ªnominación, Juan José Alarcón, quien se hará cargo de las actuaciones en las próximas horas.