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En el último año, hemos visto una escalada de los precios tanto de la energía como de la alimentación, reduciendo el poder adquisitivo de millones de personas. Tampoco ha contribuido la subida del Euribor encareciendo considerablemente las hipotecas a interés variable. Conocer el precio de la energía a determinadas horas del día nos permite utilizar los dispositivos que más consumen cuando la electricidad es más barata, pero ¿qué sucede si nuestra herramienta de trabajo es un ordenador?
Tanto si trabajamos desde casa como si estudiamos, el número de horas que podemos pasar delante del ordenador a lo largo del día es muy elevado y no podemos estar pendientes de conocer los tramos horarios para utilizarlo, especialmente cuando se trata de temas laborales. Afortunadamente, podemos seguir una serie de trucos para que el consumo de nuestro ordenador no sea un problema con la factura de la luz a final de mes.
- Suspender el equipo cuando no vayamos a utilizarlo. El primer truco que podemos utilizar cuando sabemos que nos vamos a utilizar el PC durante más de 10 minutos pasa por activar el modo suspensión. Al activar este modo, el equipo deja de funcionar por completo, como si se apagara, pero nos mostrará las aplicaciones en el mismo estado en el que las dejamos antes de activar este modo. Teniendo en cuenta que la mayoría de los equipos actuales están gestionados por un SSD, el proceso tarda unos pocos segundos. Podemos activar esta función para que sea el equipo quien se encargue de entrar en suspensión a través de las opciones de energía disponibles desde el panel de control.
- Utilizar un plan energía adecuado. Aunque los planes de energía de Windows están más enfocados a reducir el consumo de batería en equipos portátiles, también se aplican a ordenadores de sobremesa. Windows nos ofrece tres planes de energía: Economizador, Equilibrado y Alto rendimiento. El primero de todos hace un uso mínimo del procesador reduciendo considerablemente su consumo. El plan Alto rendimiento aprovecha toda la capacidad del ordenador, por lo que supone un incremento en el consumo de electricidad. Si queremos un plan que nos permite realizar las tareas en el menor tiempo posible, ajustando el tiempo para hacerlo y el consumo, lo mejor que podemos hacer es seleccionar el plan equilibrado.
- Reducir el brillo de la pantalla. Al igual que debemos tener en cuenta el uso del procesador, en el caso de los equipos portátiles, también debemos tener en cuenta utilizar el brillo justo y necesario para poder trabajar de una forma cómoda y sencilla. De nada sirve tener el brillo a su nivel máximo cuando con un menor brillo, podemos ver la pantalla y de paso, evitamos que la fatiga visual afecte a nuestros ojos.
- Utilizar un SSD. Aunque pueda parecer extraño, mover una unidad de almacenamiento mecánica supone una mayor cantidad de electricidad que una unidad SSD. Además, también vamos a mejorar considerablemente la velocidad de acceso a todas las aplicaciones y archivos que tengamos almacenados en el equipo.
- Desactivar la tarjeta gráfica dedicada. Una tarjeta gráfica dedicada consume muchísima más electricidad que la gráfica disponible en la placa base de nuestro PC. De forma predeterminada, Windows utiliza la gráfica dedicada (si tenemos una instalada) en lugar de la nativa, por lo que, a la larga, el consumo de electricidad se incrementa en comparación con el consumo que tiene la gráfica integrada. Siempre y cuando no nos haga falta para trabajar a lo largo del día, podemos desactivar sin problemas y, cuando nos haga falta, activarla de forma temporal.
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