Especialistas plantean que con mejores políticas públicas podría cambiar la percepción sobre este grupo de la población.
De acuerdo con un estudio de Digital Nomad World, la Ciudad de México es uno de los principales lugares por el que los nómadas digitales deciden pasar y permanecer por periodos prolongados, lo que ha generado desacuerdos entre los ciudadanos debido a los efectos que esto conlleva, como el alza de los costos de vivienda, bienes y servicios.
Reclamo a una vivienda adecuada
En entrevista con RT, Maria Silvia Emanuelli, coordinadora regional de la Coalición Internacional para el Hábitat (HIC, por sus siglas en inglés), señala que si bien el problema del encarecimiento de los costos de vivienda no es nuevo, la llegada de nómadas digitales lo ha recrudecido.
Por ello, varios colectivos se movilizaron el pasado 17 de noviembre ante el acuerdo de las autoridades locales con Airbnb para convertir a la Ciudad de México en la Capital del Turismo Creativo en América Latina y en un destino global para nómadas digitales. Los convocantes entregaron un pliego petitorio a representantes de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) para reclamar su derecho a una vivienda adecuada.
Entre los puntos a destacar, se pide diseñar una ley inquilinaria para la Ciudad de México. Según explica Emanuelli, esta normativa serviría para «profundizar en una serie de cuestiones relacionadas con los precios y con los tiempos de los alquileres», y por tanto, se controlaría la especulación.
Otro de los puntos que destaca la activista es la necesidad de garantizar el cumplimiento del artículo 60 de la Ley de Derechos Humanos y sus Garantías de la Ciudad de México, estableciendo un programa que ofrezca vivienda alternativa a las personas vulnerables desalojadas (por no poder pagar sus rentas) o apoyo al pago de la renta de esta población.
Certeza en el arrendamiento
Para Enrique Soto Alva, académico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), «a través de la Procuraduría Social de la Ciudad de México se podría reconocer a aquellos conjuntos de viviendas donde de alguna forma no se permitirían cierto tipo de prácticas por parte de inversionistas o desarrolladores», como suscribirlos a Airbnb o a otras plataformas de turismo de corto plazo.
Con ello, dice el académico, se daría certeza a aquellas personas que llevan años rentando o alquilando un inmueble, para que los propietarios no rescindan sus contratos «de la noche a la mañana» bajo el argumento de venderlo a otro grupo de personas con ingresos más altos.
Captura de plusvalías
Por otro lado, según Soto Alva, también especialista en urbanismo, una forma de aprovechar la gentrificación y la llegada de nómadas digitales es que desde el Gobierno de la Ciudad de México se implementen una serie de mecanismos llamados «captura de plusvalías», que no han sido asentados en la Constitución local.
El entrevistado explica que este tipo de instrumentos le permiten al Ejecutivo obtener una parte del valor de los inmuebles a través de impuestos, ya que este precio no solo se debe a los propietarios, «sino también a las inversiones públicas que hace la ciudad a través de los gobiernos para mejorar las condiciones urbanas«.
Dinamizar la economía mexicana
Por su parte, Pedro Casas Alatriste, director de Investigación y Políticas en la US-Mexico Foundation, afirma a RT que «México tiene mucho que ganar con la atracción de capital humano extranjero«. En su opinión, si se generan los mecanismos adecuados, estas personas pueden generar inversiones y empleo, así como compartir sus conocimiento, lo que podría dinamizar la economía mexicana.
Uno de los puntos que se cuestionan ante la llegada de los nómadas digitales es que ha habido un fuerte incremento de precios. Para Casas Alatriste, esta situación es habitual cuando llegan al país personas que tienen un mayor poder adquisitivo. «Al mismo tiempo, ese dinero se está yendo hacia la oferta, y la oferta de bienes y servicios hoy en día está en manos de mexicanos», detalla.
El también analista en flujos migratorios se refiere también a la crítica de que los nómadas digitales no pagan impuestos en México. «Si bien no pagan el Impuesto Sobre la Renta [ISR] porque no están aquí empleados, sí están pagando impuestos al consumo, como el IEPS [Impuesto Especial sobre Producción y Servicio] y el IVA [Impuesto al Valor Agregado], y no solo lo están pagando, sino que no lo pueden deducir cuando hagan su declaración de impuestos [en sus países de origen]», explica.
Visas para nómadas digitales
Otro paso para realmente percibir los beneficios de este tipo de flujo migratorio, comenta Casas Alatriste, sería que México otorgara visas para nómadas digitales, como lo hacen actualmente alrededor de 50 países, ya que «es difícil cuantificar a los nómadas digitales porque están llegando como turistas».
Este tipo de visas para los migrantes se traduce, en su opinión, en mayores inversiones, creación de empresas y empleos formales. «Cuando tú analizas las empresas 100 % mexicanas contra las que tienen migrantes dentro de su equipo fundacional, estas empresas con migrantes emplean hasta tres veces más que las empresas mexicanas y han atraído 1.700 millones de dólares en capital, mientras que las mexicanas han generado 500 millones de dólares, y tres veces el número de generación de empleos», argumenta.
Derrama de conocimiento
Tanto Soto Alva como Casas Alatriste coinciden en que gracias a que a lo largo de la historia México ha sido un gran receptor de migrantes, la idiosincrasia de los mexicanos se ha ido enriqueciendo.
«Por esa cultura mexicana y la manera en que nos hemos formado de múltiples ideologías, creo que los mexicanos deberíamos tener un poco más de actitud receptora a este nuevo tipo de migrantes», comenta Casas Alatriste.
«Estos grupos también generan conocimiento, están vinculados a los sectores de la innovación, de la tecnología, y eso de alguna forma puede acercar quizá a mediano y largo plazo a otros sectores de la población mexicana para que puedan incorporarse a estos nuevos sectores emergentes de la economía», puntualiza Soto Alva.
«Eso lo hemos visto en muchas ciudades en el mundo como la posibilidad de que un grupo se mueva, comience a producir de manera económica en otras coordenadas geográficas», dice el académico, ya que, en su opinión, tarde o temprano hay una derrama de ese conocimiento que permite generar uno nuevo.
Gentrificación y nómadas digitales
El profesor Soto Alva explica que el término gentrificación viene del vocablo ‘gentri’, que se usó sobre todo en las décadas de los 60 y 70, en el contexto de muchas ciudades inglesas, para definir un grupo social de personas con altos ingresos.
«Luego se traduce al español como un proceso de transformación de algunas zonas urbanas para señalar el desplazamiento de población por otro tipo de población de más altos ingresos», añade.
En tanto, el fenómeno de los nómadas digitales, dice Casas Alatriste, «empieza a mediados de la primera década del siglo, o sea, en 2005, 2006, 2007, primero en un grupo muy pequeño sin duda, pero ha ido creciendo conforme a una cultura laboral».
Según el analista, el concepto de nómadas digitales se crea en el mundo, principalmente en los países más desarrollados, y con la pandemia de covid-19 se creó otra categoría: los trabajadores remotos, personas que trabajan en una localidad o ciudad y deciden irse a vivir a otra. «Y ese no es un nómada digital, esa es una persona que conscientemente ya va a habitar de manera permanente en otro lugar y también viene con un ingreso mayor porque su ingreso viene de otro país», puntualiza.
Registro de nómadas digitales
Datos de Digital Nomad World arrojan que actualmente hay 35 millones de nómadas digitales en el mundo, aunque esta cifra puede ser sustancialmente mayor debido a las personas no registradas.
El mayor porcentaje de nómadas digitales procede de EE.UU., y le siguen personas originarias de Portugal, Alemania y Brasil.
De acuerdo con el mismo estudio, los cinco destinos principales de los nómadas digitales son, en orden ascendente, México, Tailandia, Indonesia, Columbia y Vietnam. Otros lugares notables incluyen Croacia, Turquía, Portugal y Sudáfrica.
En México, los destinos favoritos de estos grupos son Puerto Escondido, Ciudad de México, Playa del Carmen, Guadalajara, Puerto Vallarta y Tulum.
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