El dólar soja 2 cumplió su primera semana inclinando la balanza a favor del complejo agroexportador
Estiman liquidar 3.000 millones de dólares en diciembre y embolsarse así un beneficio de cerca de $ 200.000 millones a su favor, producto de la diferencia entre el dólar oficial ($165) y el que les facilita el gobierno para exportar ($230).
En paralelo, pequeños y medianos productores alertaron que el privilegio garantizado a los grandes pools de siembra perjudicará la labor del otro campo, el que alimenta, ya que los costos primarios están aumentando a la par del valor de la soja que establece el nuevo Programa de Incremento Exportador, más conocido como dólar soja 2.
Para alertar sobre esto último se manifestaron distintas entidades, en particular las pequeñas y medianas empresas del sector lácteo. Así lo hizo la Mesa de Productores de Leche de la provincia de Santa Fe, la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL), y la Mesa Agroalimentaria Argentina.
“Entendemos que la medida empuja a la salida del sistema productivo a pequeños y medianos productores tamberos”, expresó en un duro comunicado la Asociación de Pymes Lácteas Cordobesas (PyLaCor). En el texto denuncian que la medida “estimula el proceso de concentración en todos los eslabones de la cadena láctea, ya que se pone en riesgo de supervivencia a las micro, pequeñas y medianas industrias lácteas de nuestro país”.
Sin escapatoria
“El productor tambero no tiene escapatoria, porque le aumentan los costos por el precio del dólar soja”, explica Sergio Vigliano, presidente de la Cooperativa Agrícola y Tambera de James Craik, localidad de la provincia de Córdoba conocida como la capital nacional del tambo.
En septiembre pasado, cuando entró en vigencia la primera versión del dólar soja, otros sectores reclamaron igual beneficio exportador para sus productos: surgió la demanda del dólar malbec, el dólar maní y el dólar limón, entre otros. Aunque también se habló del dólar leche, los pequeños productores están más preocupados por la cadena de valor que afecta los precios del mercado interno.
“Los insumos del tambo, de los animales, son alimentos balanceados a base de soja, entonces quien los vende quiere cobrar el valor del dólar soja, aunque esté vendiendo en el mercado interno. Lo mismo pasa con quien es dueño del campo: el alquiler se estima en valor soja, y también exige cobrar en función del dólar soja actual”, detalla Vigliano, de la cooperativa tambera cordobesa.
En San Vicente, provincia de Buenos Aires, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) tiene una planta de alimentos balanceados. Allí gestionan 3 silos en los que acopian 50 mil kilos de soja y maíz, que pagan a los productores y destinan al consumo de animales de granja en el mercado local. Ezequiel Peralta, coordinador de la planta de acopio, confirma el diagnóstico: “Acá tengo las planillas: nosotros compramos 9.440 kg de soja el 16 de noviembre, a $61,50 el kilo. Hoy la soja se vende a $85,10 el kilo, 23 pesos más caro. Ese aumento en los precios locales sigue el incremento que van a obtener los grandes productores que exportan”.
En las góndolas
La posibilidad de que el aumento de los costos de producción se traslade al precio de la leche y derivados enciende alarmas entre los pequeños y medianos productores. Aunque pagan más caros los insumos por el dólar soja, por ahora buscan mantener los precios de venta al público sin trasladar los costos a las góndolas.
“Hoy el bolsillo de la sociedad está muy castigado por la inflación, las familias cuidan mucho más su economía y eso hace que no puedas trasladar todos esos costos al producto final, porque después terminás haciendo stock por falta de ventas. Tenemos que tratar de mantener un precio sostenido y que las ventas no decaigan, porque eso también afecta al productor directamente”, explica Vigliano desde Córdoba.
Peralta, de la planta de acopio de San Vicente, ve la situación más difícil de sostener: “Esos aumentos en los costos no queda otra que trasladarlos, porque se elevan todos los precios. Si no trasladamos parte del precio, nos fundimos, porque nuestro proyecto parte de márgenes muy básicos de ganancia”.
Medidas compensatorias y perspectiva de largo plazo
El presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel), Pablo Villano, declaró al diario La Opinión de Rafaela (Santa Fe) que el gobierno nacional les dijo: “Hay tres sectores que serán recompensados: el avícola, el porcino y el sector lácteo, obviamente, porque estos son los sectores en donde más impacta la soja en el alimento balanceado de los animales; ahora, cómo se va a compensar, no lo sabemos aún”.
Mientras desde el Ministerio de Economía definen el cómo, desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) están desarrollando una perspectiva de largo plazo que no se limite a la demanda de medidas coyunturales. “Tenemos que pensar otra lógica de producción de alimentos para animales” sostiene Peralta, desde San Vicente. “Desde nuestra planta hicimos producción agroecológica de maíz y proyectamos agregar proteínas agroecológicas. Pero necesitamos de un Estado que apoye al campo que realmente alimenta, y no solo al campo especulador”.