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El corazón de la fórmula económica del ministro Sergio Massa está expuesto: sumar dólares a las reservas para bajar la tasa de inflación a la mitad de los actuales niveles.
El control de las cuentas fiscales y monetarias, que apunta a disminuir presiones cambiarias, es el complemento imprescindible que piensa Massa para poder desplegar esta estrategia de corto plazo.
En este contexto de urgencias, el ritmo de la actividad económica estará subordinado a la capacidad de acumular reservas en el Banco Central. Y la mejora de los salarios de los trabajadores formales del sector privado se encuentra atada a las activas negociaciones paritarias y, en especial, al factor expansivo que implicaría una reducción de la inflación.
Detallar esta esquemática hoja de ruta de la política económica colabora en la comprensión de las iniciativas oficiales para sumar dólares a las reservas, entre las que se destacan:
- La conversión de una parte del swap (intercambio de monedas) con China por el equivalente a 5000 millones de dólares de libre disponibilidad.
- La aspiración de conseguir una línea de financiamiento o swap con Brasil para el comercio bilateral por un monto de 8000 a 10.000 millones de dólares. Posibilidad que se abriría a partir de la tercera presidencia de Lula da Silva.
- La segunda edición del dólar soja.
Massa afirmó en el encuentro con los representantes del complejo sojero que el objetivo central del programa Dólar Soja II es consolidar la situación fiscal. Adelantó que de este modo cerrará el año cumpliendo los objetivos de 2,5 por ciento de déficit fiscal en relación al PIB y de acumulación de reservas comprometidos en el acuerdo con el FMI.
Pandemia, guerra, inflación y ahora sequía
La sequía que está afectando la producción agraria, en especial la de trigo, y demorando la siembra en maíz y soja, suma presión en el frente cambiario. La fragilidad de las reservas coloca en una posición de fortaleza aún mayor a los dueños de los dólares, en este caso los participantes del complejo agroexportador.
Después del beneficio extraordinario de un tipo de cambio diferencial por un corto período para la liquidación de la soja retenida era previsible un descenso abrupto de las ventas del sector. Pero la sequía agudizó la debilidad de las perspectivas de sumar reservas por parte del Banco Central.
El último informe de FIDE explica que en el caso del trigo, el fenómeno climático de “La Niña”, que combinó sequía al comienzo de la siembra, una helada en tiempos de crecimiento del grano y falta de agua en el transcurso del desarrollo de los cultivos, ha recortado sensiblemente áreas aptas para cosecha, reduciendo los rindes y la producción esperada.
Detalla que, según las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, para la campaña de trigo 2022/23 se observa una superficie sembrada de 5,9 millones de hectáreas (13 por ciento menos que en la campaña anterior), rindes de 25,7 quintales por hectárea (26 por ciento menos que en la campaña anterior) y una producción de 15,2 millones de toneladas (34 por ciento menos que para la anterior).
Para concluir que esta menor producción, en combinación con la baja de precios, arrojaría un saldo exportador de trigo de unos 2800 millones de dólares, 60 por ciento menos que el ingreso de dólares en el período anterior.
Dólar Soja segunda versión
Ante esta situación crítica, el equipo económico y representantes del complejo agroexportador sojero han definido la segunda versión del dólar soja.
Dos aspectos de la negociación fueron clave:
- A cuánto ascenderá el monto mínimo de liquidación que se compromete el sector.
- Cuál será la nueva paridad cambiaria extraordinaria que se les reconocerá a los sojeros.
El stock de soja a vender a un precio preferencial va de 3000 a 6000 millones de dólares. El mismo escenario se presentó en la negociación anterior. Hubo una promesa de venta menor a la que finalmente se concretó, cuyo objetivo manifiesto fue de 5000 millones de dólares, para finalmente anotar 8120 millones. Ahora se repite la estrategia de unos u otros desplegada en la primera versión del dólar soja. El piso garantizado y firmado por las cereales es de 3000 millones de dólares, pero se espera que sea un monto superior.
El otro punto de discusión fue la paridad cambiaria excepcional que recibirá el complejo sojero. Los 200 pesos del acuerdo anterior eran equivalentes a un tipo de cambio oficial sin retenciones (33 por ciento). Con el mismo esquema, el dólar soja II cotiza a 230 pesos, valor similar a aplicar la tasa de inflación de estos dos meses pasados o no contabilizar las retenciones.
Cuál fue el resultado del Dólar Soja I
El primer Programa de Incremento Exportador (PIE) como se denomina el dólar soja tuvo vigencia del 5 al 30 de septiembre y en ese lapso estableció una cotización diferenciada para las exportaciones de soja y sus derivados.
La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron que hubo un nivel record de liquidaciones del complejo agroexportador en septiembre, al totalizar 8120,3 millones de dólares, 198 por ciento por encima del mismo mes de 2021 y el mayor registro histórico mensual. Ciara también destacó que en septiembre se comercializó un 427 por ciento más de granos que en el mismo período de 2021.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario indicó que el PIE generó operaciones del complejo soja por más de 13 millones de toneladas y, de este modo, la agroindustria aportó 443.000 millones en concepto de retenciones. Esta recaudación fue extraordinaria no sólo por el crecimiento del volumen exportado sino también por el mayor tipo de cambio reconocido por el Banco Central. Esto permitió a Hacienda cumplir con la meta fiscal del tercer trimestre.
Los registros de las operaciones de comercio exterior se reflejaron en una suba de las exportaciones en octubre, que alcanzaron un total de 7901 millones, según el Indec.
La compra neta de divisas del Banco Central durante la duración del régimen alcanzó los 4972 millones de dólares, record histórico para un solo mes. El dólar soja permitió que el Gobierno se acerque al cumplimiento de la meta trimestral de reservas netas con el FMI.
¿Alcanzan los dólares?
Como se mencionó, pese a los dólares que se sumaron con el dólar soja I, la situación de las reservas sigue bajó presión.
Después de ese ingreso excepcional de reservas, el Banco Central registró una caída de unos 1400 millones de dólares en el mercado de cambios. Si bien las reservas internacionales netas están por encima del nivel de agosto pasado cuando asumió Massa, la tendencia de las últimas semanas es inquietante.
La consultora de Emmanuel Álvarez Agis se pregunta en su último informe si alcanzan las divisas para llegar hasta la cosecha gruesa, en marzo-abril próximo. Estimó que si hay ventas diarias promedio de 80 millones -como viene registrándose en este mes-, «las reservas internacionales netas alcanzarían hasta los primeros días de febrero 2023».
Menciona que el mes pasado se observó una caída anual de 50 por ciento en la liquidación de divisas. Lo explica con que, debido al dólar soja, hubo un sustancial anticipo de las ventas al exterior por parte del sector.
También indica que no colaboraron los rumores acerca de nuevos esquemas de tipo de cambio diferencial para otros sectores, puesto que desincentivaron el ingreso de divisas a la espera de un mejor tipo de cambio. «Dado que el Gobierno parece decidido a no devaluar, los caminos son los obvios: aumentar la oferta y/o restringir la demanda«, concluye.
Cuidar las reservas
Respecto a la restricción de la demanda, el último informe del Mercado de Cambio del Banco Central detalló las recientes medidas dispuestas para limitar la pérdida de reservas. La entidad monetaria lo presenta como iniciativas para perfeccionar «la regulación cambiaria con el fin de promover una asignación de divisas más eficiente».
Así es que mediante la Comunicación “A” 7621, el Banco Central determinó la extensión hasta el 31 de diciembre de 2023 de las disposiciones referidas al acceso al mercado de cambios del sector privado para cursar pagos de endeudamientos financieros del exterior y de capital de títulos en moneda extranjera.
A su vez, mediante la Comunicación “A” 7622 del 13 de octubre, ha informado a las entidades financieras que a partir del 17 de ese mes podrán dar acceso al mercado de cambios para realizar pagos de importaciones de bienes a operaciones asociadas a una declaración en el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), el cual reemplaza al Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI).
Por otra parte, el 12 de octubre el Gobierno dispuso mediante el decreto 682 establecer el impuesto PAIS para las compras de divisas destinadas a adquisición en el exterior de servicios personales, culturales y recreativos.
En la misma línea, la AFIP estableció mediante la Resolución General 5270/20227 del 6 de octubre que, a partir del 12 de ese mes, todos los consumos mensuales con tarjeta que superen los 300 dólares tendrán que pagar un recargo del 25 por ciento extra sobre la cotización oficial del dólar, a cuenta del impuesto a los Bienes Personales. Ese porcentaje adicional se suma a otros dos recargos ya vigentes: el 30 por ciento del impuesto PAIS y el 45 por ciento a cuenta del impuesto a las Ganancias.
El saldo inicial de las últimas medidas cambiarias
Estas restricciones mejoraron el panorama pero sin lograr un alivio contundente. El denominado «dólar Qatar» frenó la tendencia ascendente de pérdidas de divisas por el turismo al exterior e incluso bajaron unos 150 millones de dólares en octubre.
Este resultado ha sorprendido a los analistas del mercado de cambio porque no esperaban que existiera una elasticidad tan pronunciada de ese rubro ante el aumento de la paridad.
El gasto de turismo en el exterior era el capítulo de mayor crecimiento en demanda de dólares de los últimos meses y el principal concepto del rubro servicios. Según las estadísticas del mercado de cambios relevadas por el Banco Central para septiembre, el déficit por turismo al exterior alcanzó los 726 millones de dólares. El último dato de octubre muestra que la cuenta de viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta fue negativa en 571 millones de dólares.
También bajó la compra neta de dólares por parte de las personas, al sumar 117 millones, 38 por ciento menos que en septiembre. El Banco Central señala que este descenso puede estar asociado a que «el 15 de septiembre, el directorio dispuso que las personas usuarias de los suministros de gas natural por red, de energía eléctrica y de agua potable mientras que reciban subsidio en alguno o todos esos servicios, no podrán acceder al mercado oficial ni realizar operaciones con títulos y otros valores con liquidación en moneda extranjera».
Dólar Soja o devaluación
Si bien se desaceleró el ritmo de entrega de dólares a importadores por una leve caída de la actividad y, en especial, por el sobrestock acumulado por empresas que adelantaron compras especulando con una devaluación que no fue, la demanda de divisas por esta vía igual continúa intensa. Se demoran los pagos de importaciones y se induce a las empresas a pagar las compras externas con dólares propios
Con el objetivo de sumar reservas también se destrabaron líneas de créditos de organismos financieros internacionales, como los del BID y Banco Mundial, además de los giros del FMI para cancelar deuda con el propio FMI quedando un saldo en el Central.
Pese a que hubo recomposición de reservas de libre disponibilidad a partir del desembarco de Massa en el Palacio de Hacienda, evitando el gobierno del Frente de Todos caer en el abismo político luego de la renuncia de Martín Guzmán, la situación igual se mantiene crítica y empezaron a circular especulaciones devaluacionistas teniendo en cuenta el impacto de la sequía.
El interrogante que se impuso en el mercado financiero fue cómo transitará el Gobierno los meses hasta el ingreso de los dólares de la cosecha fina, en marzo y abril del año próximo. El repunte de los dólares blue y los bursátiles fue la reacción a esta especulación.
El dólar soja II viene a dar respuesta a esta duda con el agregado de que Massa reiteró que no habrá una fuerte devaluación, diciendo algo obvio: los empresarios que promueven el ajuste cambiario atentan contra el valor en dólares de sus compañías. Lo que no está dicho es que esos mismos empresarios también poseen una porción importante de sus activos muebles y financieros dolarizados y, por lo tanto, ganarían con una fuerte devaluación.