La vicepresidenta recusa a la jueza Capuchetti
La vicepresidenta usó sus redes para denunciar que la jueza Capuchetti paraliza y boicotea la causa del atentado contra su vida desde que apareció una conexión con el diputado macrista Gerardo Milman.
Cristina Fernández de Kirchner está convencida de que el Poder Judicial no la quiere como víctima: la quiere presa o muerta. Esas palabras cierran el video que la vicepresidenta compartió en redes sociales con el que anunció que recusará a la jueza María Eugenia Capuchetti, que investiga el intento de magnicidio. Según CFK, Capuchetti paralizó y boicoteó la causa desde que apareció en el expediente la posible vinculación del diputado del PRO Gerardo Milman con la trama que desembocó en el fallido atentado contra la vicepresidenta. Desde Juntos por el Cambio salieron rápidamente a respaldar a Milman y a Francisco Sánchez –que había pedido la pena de muerte para CFK– y dijeron que la vicepresidenta había lanzado “acusaciones infundadas”.
Los abogados de CFK, Marcos Aldazábal y José Manuel Ubeira, trabajan en estas horas en la recusación de Capuchetti, la jueza que desde el 1 de septiembre está a cargo de la causa por intento de homicidio. Capuchetti procesó a Fernando Sabag Montiel por ser quien gatilló sin éxito a pocos centímetros de la cabeza de la vicepresidenta y a Brenda Uliarte por haberlo instigado a cometer el asesinato. También procesó como cómplice a Nicolás Gabriel Carrizo, uno de los integrantes de la banda de los copitos. Había adoptado un temperamento similar con Agustina Díaz, amiga de Uliarte, pero la Cámara Federal porteña revocó la decisión.
Capuchetti se negó a investigar la vinculación de Revolución Federal –el grupo neonazi– con el atentado a CFK, pese a que había varios elementos que a uno de sus colegas, Marcelo Martínez de Giorgi, le hacen creer que todo es parte de una misma trama. Brenda Uliarte estuvo en los actos de Revolución Federal. Hay fotos de ella en la marcha de las antorchas contra la Casa Rosada del 18 de agosto. En mensajes anteriores con Díaz en los que decía que se estaba organizando para ir a la Plaza de Mayo con antorchas. La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) presentó un Space Twitter en el que, días antes de que Sabag Montiel apareciera con la Bersa en Juncal y Uruguay, Jonathan Morel sugería que había que infiltrarse entre la militancia para dispararle a Cristina Kirchner. Además, el mismo día que Brenda Uliarte y Sabag Montiel intentaban cometer el primer atentado –el sábado en el que CFK salió a hablarle a la militancia– Morel anunció que esa noche podía haber noticias de Cristina. Esa suerte de capacidad anticipatoria fue señalada como «escalofriante» por los abogados de CFK en la presentación que hicieron para pedir la unificación de las dos causas.
El punto de inflexión
Sin embargo, el punto de inflexión con la jueza fue a partir de que apareciera una línea que apuntaba a la vinculación política del PRO con el atentado. El 23 de septiembre pasado, se presentó en el juzgado un asesor del diputado Marcos Cleri que había estado el 30 de agosto en el bar Casablanca, que está en la esquina del Congreso. Allí se encontró con Milman y dos mujeres que lo acompañaban. Y escuchó a Milman decir: “Cuando la maten, yo estoy camino a la costa”.
Después del intento de asesinato a CFK, el testigo le relató la situación a Cleri a través de un mensaje de WhatsApp. Días después se presentó ante Capuchetti y relató la situación. Las cámaras reunidas por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) mostraron que efectivamente Milman estuvo ese 30 de agosto en Casablanca alrededor de las 15.30 de la tarde. Lo hizo acompañado por dos asesoras, Carolina Gómez Mónaco e Ivana Bohdziewicz. Al día siguiente de ese encuentro, Milman viajó a Pinamar.
Capuchetti recién llamó a testimoniar a las dos mujeres el 26 de octubre, más de un mes después de que se presentara el testigo. Las mujeres primero dijeron que no solían ir a ese bar. Cuando les mostraron las imágenes se reconocieron rápidamente y hasta recordaron cómo siguió el itinerario de Milman. Pese a que la querella de CFK pidió que les secuestraran los teléfonos, Capuchetti no accedió.
En el reino del revés, el que terminó siendo investigado es el testigo que marcó la posible vinculación de Milman. Lo investigan por falso testimonio. Hay una causa que está radicada en el juzgado de Julián Ercolini, que se la delegó al fiscal Eduardo Taiano. Ninguno de los dos magistrados tienen simpatías por CFK ni por el kirchnerismo.
La Justicia no puede encontrar la sede de Caputo Hermanos ni de los fideicomisos que financiaron a Revolución Federal. Aparecen casas particulares, negocios precarios o locales sin cartel. Así se escabullen de la investigación. Más turbio imposible. pic.twitter.com/0NBCvojLXA
— Marcelo Puella (@marcelopueIIaok) November 10, 2022
Durante una audiencia ante la Cámara Federal, Aldazábal y Ubeira insistieron en que debían secuestrar los teléfonos de las dos mujeres. No tienen grandes esperanzas porque quienes deben revisar la denegatoria de Capuchetti son Mariano Llorens, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. Es probable que la Cámara recién se expida la semana próxima, por lo que se seguirá perdiendo tiempo.
Una de las mujeres, Gómez Mónaco, fue la directora de la Escuela de Inteligencia Criminal durante el gobierno de Mauricio Macri. Esa escuela funcionaba en el Ministerio de Seguridad bajo la órbita de Milman, que la terminó cerrando en 2018 por su interés de converger con la Escuela Nacional de Inteligencia, la de la AFI. En esa época, Patricia Bullrich mandó a la AFI uno de sus hombres, Alan Ruiz, que fue el que estuvo a cargo del espionaje en el Instituto Patria contra Fernández de Kirchner.
Gómez Mónaco –que fue Miss Argentina en 2012– abrió un negocio llamado Luxa Estética en 2017. En otro “emprendimiento” es socia de María Mroue, que es la panelista de Crónica TV que participa en el programa en el que aparecieron Sabag Montiel y Uliarte despotricando contra los planes sociales. Después de esa aparición, Revolución Federal celebró en sus redes sociales a Uliarte y compartió el video. Además, esa presencia en Crónica habría sido lo que explica que Uliarte se pusiera en contacto con Nueva Centro Derecha (NCD), el grupo de Hernán Carrol. El nombre de Carrol apareció hace unas semanas, cuando Sabag Montiel pidió desde la cárcel que él se ocupara de buscarle un abogado para que lo defiende. El mensaje de Sabag se entendió como un “o te ocupás o hablo”. Sin embargo, la jueza no decidió profundizar esa línea de investigación y solo escuchó a Carrol como testigo.
Ante la Cámara Federal, Aldazabal exhibió otro elemento –hasta ahora desconocido e inquietante que podría conducir hasta la línea Milman. El abogado de CFK contó que, cuando allanaron a Uliarte, le encontraron un papel manuscrito con la llamada doctrina Tueller, que había sido el caballito de batalla de Bullrich y Milman en la época en que el policía Luis Chocobar ejecutó por la espalda a un pibe que había asaltado y apuñalado a un turista en La Boca. ¿Por qué Brenda estaba interesada en esa doctrina que trajeron al país Milman y Bullrich? “Un montón de casualidades”, dijo Aldazabal.
El otro elemento que sigue llamando la atención es que, el 18 de agosto –el mismo día de la marcha de las antorchas–, Milman presentó un proyecto de declaración en el que alertaba que “un vanguardista iluminado” podría realizar un “falso ataque” contra Cristina Kirchner. Un Nostradamus de estos tiempos.
El pedido de los abogados
La querella de CFK dejó en claro que no pedía la detención de Milman, sino que Capuchetti estaba incumpliendo con su deber de investigar. A la jueza, Aldazabal la describió como «una persona que asumió la investigación, no la delegó y no les hizo una sola pregunta» a las asesoras de Milman cuando las tuvo enfrente.
Ubeira no se ahorró críticas a los tres jueces que deben decidir qué hacer con los teléfonos de las asesoras de Milman. A Llorens le dijo que no le generaba ninguna seguridad después de que hubiera pedido la detención de CFK. A Bruglia y a Bertuzzi les enrostró que habían liberado a los cuatro integrantes de Revolución Federal. “Morel se fue por la puerta después de haber escrito que los iba matar y que iban a tener miedo de salir a la calle. Estamos acá sentados porque tenemos que recorrer el pedestal para llegar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pero la realidad es que no esperamos nada«.
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