Es sorprendente la pasividad de la ciudadanía ante los lamentables acontecimientos que están viviendo todos los habitantes de la Argentina en este 2003 … 1) sabotaje de las elecciones en Catamarca, una violación de los derechos ciudadanos que merece la cárcel para su autor. Pero, en vez de eso, los legisladores tratan de hacer pasar el tiempo hasta el 26 de marzo para que la gente se vaya olvidando.
2) Cuestionar mediáticamente el artículo 17 de la Constitución nacional, que establece: «La propiedad es inviolable y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella». Cuando por una vez se hizo justicia poniendo freno a la fuerza sobre el derecho, se cargan todas las tintas contra los ahorristas, ejemplo de lucha y entereza.
3) La plaza de los Dos Congresos vallada y custodiada por centenares de policías día y noche para impedir que los docentes instalen nuevamente su carpa blanca.
4) El éxodo de miles de argentinos hacia el exterior y el temor y la incertidumbre entre los que se quedan y los que desean irse pero no pueden.
5) La terrible desocupación y miseria que se esparce por todo el país ante la pasividad de la casta política que continúa con todos sus privilegios.
¿Queremos dejarles a nuestros hijos un país donde se catalogan como «muerte natural» cinco tiros en la cabeza, como el caso de Marta García Belsunce?; o morir «suicidado» en extrañas circunstancias como la testigo Lourdes Di Natale, o directamente ser asesinado como el comisario Piazza por investigar la mafia de la Aduana. ¿Por qué sólo los ahorristas denuncian que el gobierno de Eduardo Duhalde trata de transferir la deuda privada de los bancos al pueblo argentino? ¿Por qué ningún periodista menciona que si los ahorristas hicieron contratos con bancos internacionales el Estado no tiene ninguna obligación de pagar la deuda de dichos bancos con sus clientes? ¿Por qué a Luis Barrionuevo, a Menem, a Duhalde, y otros personajes nefastos se les otorga impunidad para violar todas las leyes?
En el Primer Mundo, estos atropellos son inconcebibles y ante su presencia habría cientos de miles de personas en las calles exigiendo la cárcel para todos los corruptos y mafiosos violadores de la Constitución. Pero la realidad es que, comparados con el resto de los habitantes, apenas un puñado de personas se manifiesta en las calles a pesar de que la crisis se agrava día a día. ¡Despierten argentinos! Antes que sea demasiado tarde.
Alberto Seoane
carta de lectores en La Capital, 15/03/2003