Desde Firmat, el intendente Binner lanzó duras críticas al gobierno provincial. El arco opositor apuesta a capitalizar las experiencias aliancistas exitosas en distintas localidades. Los principales referentes de la ex Alianza Santafesina sacaron a relucir ayer el embrión de una nueva herramienta política. De cara al futuro electoral, apuestan a un espacio que les permita utilizar la experiencia acumulada en los gobiernos de coalición de los que participan en distintas localidades. Convencidos de que pueden exhibir gestiones operativas, aspiran a sortear la valla de la restricción que ahora tienen sus aspiraciones en la provincia.
«Se hace imperioso continuar sumando esfuerzos en la construcción de un espacio de coincidencias», afirmaron al lanzar la llamada Declaración de Firmat. Suscribieron el documento, entre otros, el intendente de esa ciudad, Carlos Torres, y su par de Rosario, Hermes Binner; los senadores provinciales Alberto Beccani y Pablo Cardinale y los diputados Carlos Favario, Alfredo Cecchi, Nilda Nirich y Eduardo Di Pollina.
«Estamos demostrando que la convivencia armoniosa de los partidos afines es posible», dijeron al anunciar la estrategia. «Al margen de nuestras pertenencias políticas, a las que no renunciamos ninguno, podemos encontrar esta coincidencia para marcar ejemplos que está reclamando la ciudadanía», adhirió Favario.
A la hora de fundamentos, Binner apeló a la estadística: cada año se produce más riqueza, pero también aumentan los niveles de pobreza. El otro dato fue el alto porcentaje de votos en blanco en las últimas elecciones. «La situación es tan grave que condiciona el futuro de los santafesinos, por eso se necesita un proyecto que busque coincidencias para poner un marcha un modelo contrario al actual, permitiendo la inclusión social», argumentó. Para el intendente rosarino se trata de construir una propuesta creíble, que tenga un tronco común y permita sumar a sectores sociales y económicos para el cambio. Pero fue por más: «Ahora aparecerán las picardías de preguntar si esto es recrear la Alianza Santafesina, pero no lo es».
Su visión del consenso implica rescatar a todos los sectores que crean que otra justicia social es posible, «sobre la base del diálogo y la concertación», describió Binner.
«Significa tener en cuenta las opiniones de los sectores no involucrados con este modelo y de quienes, pese a las dificultades, logran sobrevivir a la crisis y superar el oprobio en que vivimos los santafesinos», agregó el socialista, quien disparó más munición gruesa: «El que un partido tenga mayoría no lo habilita a tomar cualquier decisión ni acomodar un régimen electoral a su medida. Menos aún, a oponerse a la Constitución» provincial.
Según Binner, se avasalló la poca autonomía que tenían los municipios cuando se decidió por ley el número de concejales para Rosario y Santa Fe. «No conforme con eso, ahora se habla de una reforma constitucional. Es el momento menos oportuno para hacerlo, porque una Carta Magna no es un traje a medida. Tiene que existir la mayor paz política para pensar las necesidades reales», subrayó.
De inmediato, Binner potenció sus cuestionamientos. «Hace pocos días recordamos los muertos de diciembre del año pasado, un hecho doloroso, y más aún cuando hay impunidad. Por eso deben esclarecerse en el menor tiempo posible estos crímenes», reseñó. Además, dijo que «no se trataba de personas que iban armadas, porque no era una guerra de baja intensidad, sino de gente que quería comer en la provincia que produce alimentos».
De este modo tomó impulso para resaltar la importancia de consolidar una propuesta política, que no se puede hacer sobre la base del acuerdo político sin sumar a los sectores sociales y económicos que demandan seguridad jurídica para poder producir.
El arco opositor no pasó por alto la oportunidad de hacer señalamientos al oficialismo: los 56 millones de pesos que el gobierno provincial manejará a discreción, como una gran caja para que en un año electoral se hagan obras públicas. Además de la responsabilidad que le cabe por la debacle del Banco de Santa Fe, que hoy sería un instrumento idóneo para la recuperación económica.