Tras la aprobación unánime del Concejo Municipal, en la provincia de Santa Fe, San Lorenzo es la primera ciudad en contar con una ordenanza que beneficia a los enfermos celíacos. A su vez es la tercera del país, detrás de San Luis y Córdoba, en contar con esta legislación.
La ordenanza aprobada, permitirá mayor acceso a los productos (principalmente los alimentos) libres de gluten, vitales para su tratamiento. El proyecto aprobado había sido presentado por la Asociación de Celíacos y Diabéticos e impulsado por la concejal María Claudia Mariani, obliga a supermercados e hipermercados a integrar a su oferta, un mínimo de 25 productos para celíacos «en un lugar accesible, con una identificación especial y aislados del resto de la mercadería para evitar la contaminación cruzada entre los productos de consumo masivo y los libres de gluten», según precisó la médica y concejal María Claudia Mariani.
Luego de la aprobación, uno de los creadores de la Asociación de Celíacos, Walter Monroig expresó que dicha organización vivió «con una emoción muy grande que nuestro pedido se transforme en ordenanza». También comentó tener «la sensación de que se están haciendo las cosas correctas y que vamos por el buen camino».
“Obligan al celíaco a salir siempre con la vianda”
Por Florencia O´Keeffe / La Capital
«Viajando hacia Rosario yo pude comer en todas las estaciones de servicio, pero si me hubiese acompañado una persona celíaca no podría haber comido nada porque no hay ofertas de productos para ellos. Esa es una falta de consideración para todos los que conviven con este problema», exclamó Eduardo Cueto Rúa, pediatra gastroenterólogo de La Plata, fundador de la Asociación Celíaca Argentina. El especialista disertó el miércoles en Rosario sobre esta enfermedad —genética y crónica— que produce una intolerancia total y permanente a las proteínas (gluten) del trigo, avena, cebada y centeno, cereales muy presentes en la dieta de los argentinos.
En el país existe una persona con celiaquía cada 150 habitantes. La confirmación de la enfermedad se logra por medio de una biopsia de intestino delgado, órgano que normalmente tiene vellosidades que no están presentes en el celíaco por efectos de una importante inflamación, detalló el médico.
En diálogo con La Capital Cueto Rúa se refirió al diagnóstico, al tratamiento y a las dificultades que enfrenta aquel que debe convivir con la enfermedad.
—¿De qué depende llegar a un diagnóstico precoz?
—De la sospecha del médico o del conocimiento que la comunidad tenga del problema. Nosotros hemos hecho en treinta años un gran esfuerzo para poner en el conocimiento popular los síntomas y signos. La gente sabe sobre la celiaquía y a veces le pregunta al médico si con tal o cual síntoma puede serlo. Ante la duda se pone en marcha un proceso que casi siempre termina en un diagnóstico, por sí o por no, pero lo cierto es que «el peón del partido lo mueve el paciente».
—¿Puede pasarse de largo el diagnóstico?
— Sí. Porque hay formas silentes de la enfermedad.
—¿Cuáles son los principales síntomas?
—Los agudos son las tres «D»: diarrea, distensión y desnutrición. También la baja talla. Además pueden aparecer enfermedades asociadas como inmunodeficiencias, enfermedades autoinmunes, del colágeno y genéticas.
—¿A qué se debe que haya tantas personas con esta patología?
— A que nuestra cultura ha comido pan en las cuatro comidas desde hace más de 1100 años. El pan, en Europa, ha llegado a considerarse algo sagrado al punto que la gente lo besa antes de tirarlo.
—¿Es muy complicado el tratamiento?
—Es directamente proporcional al conocimiento del paciente sobre la celiaquía y a las convicciones de la importancia de la dieta, que es fundamental.
—¿Las personas con esta enfermedad pueden desarrollar una vida normal?
—Yo diría que esto no es una enfermedad, es casi un modo de ser. Diagnóstico seguro, dieta correcta y ¡a vivir!.
— ¿Cuáles son las complicaciones más frecuentes si no hay un tratamiento adecuado?
— Desnutrición, baja talla, signos carenciales en piel y mucosas, decaimiento, cansancio, anemia, abortos espontáneos y osteoporosis.
—¿Cómo evaluaría la situación de la enfermedad en el país?
—Buena. Hay conciencia del problema, se sospecha frecuentemente y se hace el diagnóstico en todo el país. Hay empresas que hacen alimentos que son seguros, aunque sigue habiendo algunos problemas. En mi viaje a Rosario pude comer en todas las estaciones de servicio pero si me hubiese acompañado un celíaco no hubiera podido comer nada porque no hay opciones para ellos. Esto es una falta de consideración. Les aseguro que no es difícil vender alimentos para celíacos hasta en los quioscos. Si una persona tiene un hijo celíaco o una hija que se pone de novia con un celíaco les aseguro que desearían fuertemente que lo que nosotros soñamos en La Plata hace 30 años, se consiga cuanto antes. El celíaco merece moverse de su casa sin tener que llevar siempre la vianda. Y eso nos compete a todos.