Funcionará con baterías de litio
Gracias a la experiencia y tecnología de la Universidad Nacional de La Plata, la empresa Proyecto Petrel S.A, la única fábrica nacional privada de aviones de Argentina, pondrá en marcha el primer avión eléctrico del país. El avión funcionará íntegramente con baterías de litio, una fuente de energía limpia y no contaminante.
El Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) de la Facultad de Ingeniería de la UNLP participará en el rediseño de componentes y partes, y en procesos de certificación para la optimización del avión Petrel 912i. La nave, cien por ciento ecológica, se podrá cargar conectada en forma directa a la red eléctrica y tendrá las mismas prestaciones que los modelos convencionales con motor a combustión.
A partir de la firma de un convenio específico, rubricado entre la UNLP y Petrel, esta compañía podrá desarrollar aeronaves impulsadas por energía eléctrica. Además, el acuerdo incluye el desarrollo de nuevos perfiles aerodinámicos, de vanguardia tecnológica.
“Dada la experiencia de la UNLP en desarrollos de propulsión de vehículos con energías renovables -con baterías de litio-, surgió la necesidad de incursionar en la aplicación de estas tecnologías en la industria aeronáutica”, explicó el decano de la Facultad de Ingeniería, Horacio Frene.
“El Petrel 912i es un avión que por su bajo costo de adquisición y de operación se presenta por sus fabricantes como un modelo de instrucción, ideal para jóvenes pilotos que desean sumar horas de vuelo en una plataforma de célula comprobada y con equipamiento de acuerdo a los nuevos diseños de aviones comerciales», precisó Carlos Antonietti, el gerente comercial de la empresa.
Los responsables del proyecto adelantaron que el CTA-UNLP suministrará el equipamiento y la tecnología para convertir el avión Petrel 912i, de propulsión convencional (combustión interna), en propulsión eléctrica, alimentada íntegramente con baterías de litio.
Por su parte, la Empresa Proyecto Petrel SA proporcionará una unidad de la aeronave con las mismas características de las que están actualmente en operación. Asimismo, aportará aquellas piezas y partes mecánicas que luego requieran ser sometidas a mejoras de adaptación o rediseño.
“Dada la ausencia de normativas reglamentarias nacionales que regulen y permitan la utilización de aeronaves propulsadas con energías renovables alternativas, ambas instituciones nos comprometimos a solicitar al organismo competente (ANAC) el proceso de matriculación, como aeronave experimental, y el inicio de las acciones para acordar el dictado de las normas regulatorias sobre la utilización de aeronaves propulsadas eléctricamente”, explicó el ingeniero Marcos Actis, vicepresidente institucional de la UNLP y director del CTA.
Este proyecto comenzó a gestarse hace dos años, a partir de un acuerdo entre la UNLP y Petrel S.A, para que los alumnos de Ingeniería puedan realizar la Práctica Profesional Supervisada (PPS) en la planta de la empresa, ubicada en la localidad bonaerense de Gowland, cerca de la ciudad de Mercedes.
“Siempre estuvo la idea de poder avanzar con un avión eléctrico, pero además de la tecnología eléctrica que se quiere incorporar, hay otras cosas para trabajar en conjunto con Petrel. Siempre se pueden mejorar los componentes en función de la experiencia. Por eso, la idea es colaborar en la mejora del producto, en el diseño, y en la evolución del actual avión”, detalló Claudio Rimoldi, coordinador del proyecto en la UNLP.
La conversión del Petrel 912 a energía eléctrica es algo verdaderamente novedoso en nuestro país. “Ahora está previsto enviar una estructura del avión Petrel a la Facultad para empezar a trabajar en reequipar y reemplazar el conjunto motopropulsor actual (motor alternativo, de cuatro tiempos, con una hélice) por un sistema motopropulsor equipado con un motor eléctrico y baterías de litio”, detalló Rimoldi.
La principal ventaja de utilizar litio es que los vehículos funcionan con energías completamente limpias. Además, este tipo de baterías duran cinco veces más que las de plomo y son reciclables. Paralelamente, la alimentación eléctrica del motor no afecta en absoluto el medioambiente, como sí ocurre con los combustibles fósiles convencionales. Así se contribuye a evitar el calentamiento global al reducir las emisiones de gases.
“Hay posibilidades que nuestros alumnos participen y estén involucrados en estas tecnologías, sobre todo en lo eléctrico que es lo que está ocurriendo a nivel mundial. Por eso, es muy interesante hacer esta experiencia desde una casa de altos estudios como la nuestra, que está dando el puntapié inicial en este tema”, concluyó Rimoldi.