Los Humanistas compartimos el principio de redistribución de la riqueza con el que el gobierno fundamenta la política de retenciones a las exportaciones del sector agropecuario. Pero también entendemos que se deben tener políticas muy diferenciadas para los pequeños y medianos productores, y tales políticas deben articularse a través del diálogo con dichos sectores y no a través de la confrontación obstinada.
Los Humanistas comprendemos la situación de miles de pequeños y medianos productores, que ven mermada su rentabilidad. Pero estos sectores también deben comprender que mediante la confrontación sólo se perjudica al pueblo y se benefician los sectores más reaccionarios, los que siempre se enriquecieron.
Ni el gobierno, ni los pequeños y medianos productores, ni los diversos sectores de la población, deben caer en la trampa de la confrontación y la violencia. La división de la sociedad argentina sólo será funcional a los intereses del poder económico, porque con esa división se busca invalidar los procesos de cambio, como se está intentando hacer en otros países de nuestra región. Debemos comprender todos, que estamos del mismo lado, y que el único enemigo es el poder económico que se concentra cada vez más, en cada vez menos manos.
Es necesaria una profunda reforma tributaria, basada en el impuesto a las ganancias, para que efectivamente contribuyan mucho más los que más ganan, y se grave más razonablemente a quienes tienen menor rentabilidad, y en todos los sectores, no sólo en el campo. Es necesario un rol más activo del Estado en la economía, pero no solamente para recaudar impuestos a los que más ganan, sino sobre todo para revertir la inequidad de la matriz distributiva de la economía de mercado. Porque el poder adquisitivo de los argentinos, no se podrá proteger eternamente con retenciones a los productos exportables de la canasta alimenticia; se debiera proteger con trabajo y con salarios dignos, ajustables en función del aumento del costo de vida.
Es por todo esto que los Humanistas llamamos a la reflexión. Nada se gana con la generación de bandos irreconciliables ni falsas antinomias. Tanto el gobierno como los pequeños y medianos productores debieran flexibilizar sus posturas y sentarse a dialogar, porque las soluciones existen. Si eso se logra, la minoría que quiere seguir acumulando riqueza quedará aislada, y no tendrá base de sustento para imponer su voluntad.
Guillermo Sullings
Vocero del Humanismo en Argentina