Lo había denunciado a los medios. Todo resultó mentira, incluso su nombre y las imágenes que subió a Facebook. Rastrearon su celular.
La mujer que a principio de este mes denunció públicamente la desaparición de su padre y un socio de éste fue finalmente hallada por la Justicia, y confesó que todo se trató de una farsa. Ni su nombre (Melina Juárez) ni la identidad de su padre Pablo, un supuesto abogado, ni la de su socio (Julián Saucedo), eran reales, como tampoco lo eran las imágenes posteadas por ella en su perfil de Facebook.
Después de rastrear el número telefónico desde el cual la presunta Melina se había comunicado con los medios de comunicación, la fiscal de Cañada de Gómez Natalia Benvenuto logró tomar contacto con la mujer, que vive en una localidad cercana (por eso su celular tenía la característica de Cañada), y cuya fisonomía no se condice con la imagen subida al muro de «Melina Juárez», y tampoco tiene la edad que dijo tener.
No obstante, la funcionaria judicial prefirió no aportar más detalles sobre la identidad de la mujer, aclaró que para la Fiscalía es «un caso cerrado», y advirtió que «se actuó con la celeridad necesaria ante la posibilidad de que realmente hubiese alguien en peligro».
El caso. El caso tomó estado público el 4 de este mes, cuando una joven que dijo llamarse Melina Juárez, de 26 años, y que alternaba residencia en Cañada de Gómez y Rosario, denunció ante una emisora rosarina que su padre, Pablo Juárez, abogado, de 49 años, había desaparecido dos días antes. Según su relato, el hombre había partido de Cañada de Gómez junto con un socio, Julián Saucedo, hacia la localidad bonaerense de Zárate.
Tal cual el relato de la mujer, aquel día, a las 23.30, se contactó con su papá, pero la llamada se cortó. Intentó comunicarse nuevamente pero no pudo, lo que la llevó a hacer pública la desaparición el miércoles 4, cuando ya había pasado un tiempo considerable sin que pudiera dar con su paradero.
El mismo día en que hizo estas declaraciones, La Capital la buscó durante toda la tarde hasta que, finalmente, la halló telefónicamente a la noche, en medio de un cierre de edición. Para ubicarla fue crucial el aporte de una persona con quien la mujer mantenía una estrecha relación, que fue la que brindó el número telefónico y dio fe de sus dichos. Después se supo que esa relación era sólo virtual.
La mujer contó que iba de viaje a Buenos Aires porque le habían avisado de una comisaría de Balbanera que su padre estaba internado con un puntazo que le había perforado el pulmón, mientras que su socio había sufrido una herida en la pierna. Estaban, contaba, internados en un sanatorio de ese barrio porteño, luego de haber sufrido un asalto y haber sido llevados presuntamente por sus agresores hasta Buenos Aires.
Grandes fisuras. Sin embargo, a la mañana siguiente comenzaron a aparecer grandes fisuras en la historia. Primero, la supuesta Melina no atendió más su teléfono, ni contestó ninguno de los mensajes que se le mandaron vía Facebook. La Fiscalía de Cañada de Gómez tomó el caso y actuó de oficio. Se supo entonces que en el centro de salud porteño no había ninguna persona asistida con los nombres ni las características de las presuntas víctimas. Contrariamente a lo que había dicho la muchacha, no había radicada ninguna denuncia ni en la Justicia ni en ninguna comisaría de la Unidad Regional II. Tampoco existía ningún abogado matriculado con el nombre, domicilio ni edad de Juárez, entre otros detalles que fueron surgiendo.
Tal como lo publicó oportunamente este diario, la investigación se basó además en las conversaciones que la mujer mantuvo con su amigo virtual, quien facilitó una foto de la que decía ser Melina y de su presunto papá. La Fiscalía difundió esa imagen con la intención de que alguien pudiera reconocerse y afirmar que no se trataba de las personas aludidas.
Una fábula. Pasados los días, las sospechas de que se trataba de una fábula se fueron fortaleciendo. Pero la fiscal quiso agotar las instancias y prosiguió la búsqueda, esta vez con el rastreo del celular con el que la chica habló con los medios de comunicación.
La verdad llegó esta semana, cuando se la consiguió ubicar. Pese al hermetismo que decidió mantener la Fiscalía en torno a la verdadera identidad de la mujer, se supo que su nombre no es Melina Juárez, que toda la historia de la desaparición de su padre fue un invento, que su perfil de Facebook era falso y que las imágenes que aparecen en su muro no se condicen con ella, que es «algo mayor» de los 26 años que dijo tener, y que vive en «una localidad cercana a Cañada de Gómez», que no se divulgó.
FG_AUTHORS: La Capital – Región