El vertiginoso avance de las telecomunicaciones, que desnudó en el último tiempo una inconcebible contradicción entre el número de líneas vendidas y las pobres inversiones realizadas por las empresas que operan en el país, aceleró el debate sobre la estricta necesidad, según señalan expertos, de instalar en Rosario casi medio centenar de puntos de transmisión para mejorar la calidad del servicio.
En este escenario, la contaminación visual y la seguridad de aquellos que deben convivir con una antena prácticamente en la puerta de su casa aparecen como factores secundarios de una tecnología que pasó a cumplir un papel fundamental en la sociedad contemporánea.
Ante ello periodistas del diario El Ciudadano contactaron a especialistas de la ciudad que enfocan su trabajo diario a analizar el impacto que estos avances poseen sobre el medio ambiente y la salud.
Si bien hay acuerdo en la importancia de mejorar el servicio de telefonía móvil, que encabeza el ranking de reclamos en la Oficina de Defensa al Consumidor, existen también múltiples incumplimientos a la ordenanza local que, según argumentan los entrevistados, se ha vuelto “más flexible” y parece haber quedado atrasada, principalmente, en cuanto al tema punitivo. De este modo, reclamaron por un nuevo tratamiento de la normativa para profundizar controles e incluir, entre otros aspectos, la incorporación de un registro de oposición.
“El principal problema que observamos es la ilegalidad con la que operan las empresas y la falta de controles. Además, no hay nadie que firme que las antenas son inocuas”, sentenció el titular de la ONG Alerta Antena, Esteban Villalba.
MÁS CUESTIONAMIENTOS
En tanto, Gonzalo Gorostazu, miembro de la comisión directiva del partido ecopolítico Los Verdes, observó que “la ubicación es clave, no solamente por el efecto nocivo de las ondas electromagnéticas sino también por la contaminación visual” que generan estos artefactos.
TECNOLOGÍA Y SALUD
Más allá de que no se mostró “reacio en cuanto a la instalación de nuevas tecnologías”, pidió tener en cuenta “el deterioro que muchas veces éstas generan en el medio ambiente y, en este caso, también en la salud”. A modo de ejemplo, se refirió a “los habitantes de un edificio con una antena” transmitiendo constantemente.
“Las ondas alteran el trabajo de la glándula pineal, estrechamente relacionada con la producción de la melatonina que es la hormona que induce al sueño y, a su vez, es la que maneja la parte de los radicales libres, estrechamente ligados al desarrollo del cáncer. Hay que ser muy cuidadoso en cuanto a la utilización de este tipo de tecnología”, amplió.
En esa misma línea, la edila del PRO y presidenta de la comisión de Ecología y Medio Ambiente del Concejo Municipal, María Julia Bonifacio, advirtió que “si bien no está comprobado científicamente que las antenas contribuyan al desarrollo del cáncer, por algún motivo se han tomado precauciones”.
Según su parecer, “se necesitan sanciones más severas” porque no son pocas las veces que las empresas ignoran la norma. Es que “instalar una clandestina y pagar la multa les resulta mucho más conveniente, por más que después se la saquen, que cumplir con todos los requisitos de la ordenanza”.
A mediados del mes pasado, autoridades del Palacio Vasallo se reunieron, junto a múltiples ONG, con representantes de Claro, Movistar, Personal y Nextel para analizar en conjunto el problema que éstas atraviesan a la hora de prestar un buen servicio. Asimismo, se les consultó acerca de los argumentos por los cuales no instalaron siquiera uno de los 54 equipos de transmisión que habían prometido en una anterior cita.
“Recibimos a muchos vecinos con inquietudes sobre este tema. La ordenanza que prevé la instalación de antenas tiene ciertos requisitos, que no son menores. Sin embargo, hay algunas que están mal instaladas (recuadro). En primer lugar, debe solicitarse un estudio de factibilidad y un permiso de instalación que debe estar aprobado por la Fuerza Aérea y la Secretaría de Medio Ambiente”, detalló la legisladora, quien reveló además que “en la última reunión con el director del Programa Antena (de la Municipalidad)”, los integrantes de la comisión fueron advertidos acerca de la “facilitación por parte de la EPE (Empresa Provincial de la Energía) de algunas conexiones” en zonas no permitidas.
INSTALACIONES CLANDESTINAS
En concordancia con ello, Villalba ratificó que las operadoras “instalan y después ven si consiguen el permiso”, algo que puede observarse en los últimos equipos instalados que no exhiben el logo de la empresa a la que pertenecen.
Según afirma, “la última moda es camuflar las antenas” para pasar inadvertidas y, como establece el dicho, no levantar la perdiz.
Fuente: El Ciudadano