El seleccionado argentino se instaló anoche en Porto Alegre, a la espera del trascendental choque de mañana ante Nigeria, tras llegar desde Belo Horizonte en un vuelo chárter que fue aguardado por unos 500 hinchas.
Con el crack rosarino Lionel Messi a la cabeza, la selección llegó pasadas las 20.35 al aeropuerto Salgado Filho donde fue recibida por alrededor de quinientos hinchas que rápidamente armaron una fiesta en la que no faltó un hincha disfrazado del Papa Francisco y otro de Diego Maradona. Desde allí, el plantel se dirigió luego hacia su búnker, que lo alojará hasta el miércoles después del partido, cuando en otro vuelo chárter regrese a su base de Vespasiano, en las afueras de Belo Horizonte.
El delantero Ezequiel Lavezzi, uno de los más twitteros del equipo, publicó una foto ni bien llegó al aeropuerto gaucho.
El seleccionado llegó a una ciudad copada por unos 80 mil argentinos, aunque se espera que lleguen a 100 mil el día del partido, cuya mayoría no tienen entradas y muchos ni siquiera lugar dónde pernoctar. Desde el domingo fue incesante el ingreso de simpatizantes argentinos a esta ciudad y también a los pueblos cercanos. Es una verdadera marea albiceleste la que arribó con la ilusión de estar presente en el estadio Beira Río, escenario del partido.
Esa multitud de argentinos sitió la ciudad cabecera del Estado de Rio Grande do Sul, muchos desesperados por una entrada, que los revendedores ofrecen a más de 2 mil reales, algo así como unos 10 mil pesos argentinos.
El encuentro, en el que Argentina buscará asegurarse el primer puesto del grupo, se disputará mañana a las 13 en el estadio Beira Río, cuya capacidad es para 44 mil personas, casi la mitad de los argentinos que estarán presentes en la ciudad distante a unos 567 kilómetros de la frontera con Paso de los Libres, en la provincia de Corrientes.
Una práctica liviana a la mañana
Con puertas cerradas y nada de fútbol en el predio Cidade do Galo, todo es una incógnita en cuanto a la formación de la selección para el partido de mañana ante Nigeria.
La mañana de trabajo apuntó sólo al aspecto físico y algunos ejercicios de definición, pero nada más, con lo que los once para él último partido del Grupo F sólo están en la cabeza de Alejandro Sabella.
De todos modos, todo indica que el DT seguirá apostando al 4-3-3 y que habría una variante respecto al equipo que venció a Irán. La idea es no arriesgar a Marcos Rojo, quien tiene una tarjeta amarilla acumulada, y en caso de recibir la segunda ante los africanos se quedaría afuera del partido por octavos de final.
Ante esta chance se manejan dos alternativas. La primera es que el zaguero José Basanta lo reemplace. Y la otra es que Pablo Zabaleta se pare en la izquierda y Hugo Campagnaro en la derecha.
FG_AUTHORS: La Capital – Ovación