El ex titular de Cáritas de Rosario, Osvaldo Bufarini, se presentó en quiebra. Libró más de 310 cheques sin fondos. Dice que contrajo deudas para terminar un plan de viviendas. Descreen de ese argumento en la arquidiócesis
El ex titular de Cáritas de Rosario, Osvaldo Bufarini, se presentó en quiebra. Libró más de 310 cheques sin fondos. Dice que contrajo deudas para terminar un plan de viviendas. Descreen de ese argumento en la arquidiócesis.
Sede del Arzobispado de Rosario
Por Germán de los Santos | Cruz del Sur
“Mi realidad está en las antípodas del reino del Señor. Bajé como Dante hasta el mismísimo averno y dejé en su pórtico todas mis esperanzas”. La frase con tono bíblico forma parte de la denuncia de una quiebra que hizo el ex titular de Cáritas de Rosario, el sacerdote Osvaldo Bufarini. Este religioso, que fue separado de la administración parroquial, es uno de los protagonistas de la trama que investiga el Vaticano en el Arzobispado de Rosario, donde la mirada de la Santa Sede se posó en presuntas “desprolijidades” en el manejo de los fondos de la arquidiócesis.
La Nunciatura apostólica confirmó la semana pasada que por orden del Vaticano se había ordenado una investigación en el Arzobispado de Rosario, a cargo de monseñor José Luis Mollaghan. Los resultados de esta auditoría se conocerán a principios de enero.
Bufarini está recluido en una casa de la capilla San Francisco Javier en el barrio de La Tablada, en la zona sur de Rosario. Luego de que trascendiera la “visita fraterna” que hizo en dos oportunidades entre noviembre y diciembre el monseñor emérito de Mendoza José María Arancibia, surgieron versiones periodísticas que señalaban que Bufarini “se había fugado con dos millones de pesos”. El sacerdote niega esta versión. “Me habían dicho que no hable. Yo soy un pecador pero no un corrupto”, advierte en una amplia sala despoblada de muebles en la que sólo se destacan una imagen de la Virgen y una foto del ex Papa Juan Pablo II.
El testimonio de Bufarini tiene tantos puntos grises y dudas como el pedido de quiebra que presentó el 3 de diciembre de 2012 en la justicia de Santa Fe. Allí se abrió el expediente 1095/2012 en el que el sacerdote argumenta que su estado de cesantía de pagos es consecuencia de haber “costeado con dinero de su bolsillo” parte de un plan de viviendas públicas en Villa Gobernador Gálvez y Arroyo Seco, dos localidades ubicadas al sur de Rosario, donde se preveían construir 90 casas. Fuentes del Arzobispado de Rosario sostienen que en la arquidiócesis descreen de ese relato que configura la defensa jurídica de Bufarini frente a los hechos. Este tema, señalan, podría terminar en la justicia penal, con el sacerdote comprometido por el manejo de los fondos.
Ese proyecto de construcción de viviendas surgió de un convenio que firmaron el 19 de julio de 2004 el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido y el entonces presidente de Cáritas monseñor Jorge Casaretto, cuyo objetivo era “proveer de vivienda digna a familias carenciadas mediante el sistema de autoconstrucción”. Uno de los terrenos que está ubicado en Arroyo Seco, que tiene una superficie de unas 16 hectáreas, forma parte de los activos de Bufarini (fue escriturado a su nombre el 20 de agosto de 2008). Es probable que no sea embargado porque las 60 familias que viven allí, que aún no pudieron escriturar los inmuebles, quedarían en la calle.
Bufarini se hizo cargo de la coordinación y ejecución del convenio en Santa Fe. Según cuenta el sacerdote se usaba un sistema de construcción de placas premoldeadas, que proveía la empresa Cento Constructora SRL. “Al poco tiempo surgieron deficiencias de humedad y se deterioraron las placas y todo terminó siendo un desastre”, apunta.
“La obra se fue demorando porque se cambió el sistema de construcción. Y entre octubre de 2011 y 2012 ya no hubo recursos aportados por Cáritas para afrontar las obras”, señala el cura en la denuncia. A partir de este momento aparecen las zonas grises en su relato. Porque Bufarini alega que para que las obras no se pararan decidió “absorber los gastos de materiales y mano de obra”.
“Esto me ha llevado a la ruina económica y ha repercutido de manera catastrófica en mi carrera religiosa. He cesado en mis funciones como administrador parroquial y como decano del Decanato Sur, por una decisión infamante del arzobispo de Rosario, y del vicario general, monseñor Emilio Cardarelli”, advierte el sacerdote.
El ex titular de Cáritas de Rosario argumenta que “la abrupta ausencia de fondos” lo obligó “a recurrir a prestamistas de la mafia financiera que recibían cheques cobrando altísimas sumas de interés (el 10 por ciento mensual)”. El religioso dice que en agosto de 2011 cuando se presentó el presupuesto de Cáritas estaban incluídos los fondos para terminar las obras, pero no los que él jura haber aportado de su bolsillo, que calcula en unos 400.000 pesos.
Esas deudas son las que figuran en la quiebra, pero además Bufarini carga con otros compromisos impagos, como deja traslucir su situación bancaria. De acuerdo al informe del Banco Central, Bufarini libró entre agosto y diciembre del año pasado 317 cheques que fueron rechazados y figuran como impagos en ese organismo. El monto es de 1.472.655 pesos. Sólo en agosto de 2012 Bufarini firmó 112 cheques que no tenían fondos en las cuentas de los bancos Galicia, Macro y Crediccop.
Amenazas
En esta trama con deudas y manejos poco claros con los fondos figura también un capítulo donde aparece la violencia. El sacerdote Bufarini hizo tres denuncias por amenazas en la Justicia y dice que fue blanco de un intento de secuestro. Él acusa a los “prestamistas” que buscan cobrar el dinero que le prestaron. Incluso, una combi de la parroquia fue incendiada en la calle.