El 5 de julio de 1988 un tren arrolló a un micro escolar. Cinco niñas perdieron la vida. Pese a los proyectos, las vías nunca se trasladaron
El 5 de julio de 1988 un tren arrolló a un micro escolar. Cinco niñas perdieron la vida. Pese a los proyectos, las vías nunca se trasladaron
Mirna Rivero, María Eugenia Sequeira, Carolina Castellá, Carolina Sapera y Florencia Martín. Cinco nombres. Para el lector desprevenido, cinco nombres que pueden no decir mucho. Pero para los memoriosos, y sobre todo para los habitantes de Capitán Bermúdez, son los cinco nombres de la peor tragedia vial que sufrió esa ciudad, que se cobró la vida de esas cinco niñas. Tragedia de la que ayer se cumplieron 25 años y que todavía da lugar a la reflexión.
Eran las 12.50 de aquel mediodía del 5 de julio de 1988 cuando el transporte escolar de la empresa Esquiú que se dirigía al colegio Nuestra Señora de los Milagros dobló por Remedios de Escalada y, al cruzar la vía, un tren de la línea General Belgrano que arrastraba 33 vagones lo atropelló. El micro, conducido por Rubén Germán Tuero, de 37 años, llevaba más de 40 niñas a bordo, y fue desplazado por el convoy unos 150 metros.
"Restos del colectivo diseminados entre las malezas al costado de los rieles y la masa informe de la carrocería yaciendo junto a los vagones del convoy ya detenido daban claro testimonio de la magnitud del desastre, mientras efectivos policiales trataban de ordenar el pronto socorro de los sobrevivientes", decía La Capital en su tapa del 6 de julio. "Mientras el patético sonido de las sirenas policiales y de las ambulancias poblaba el ambiente, se sucedían escenas desgarradoras de parte de los padres de las pequeñas, de vecinos que acudían al lugar a prestar ayuda, y del personal de la escuela", se leía en las páginas interiores del diario.
La primera información hablaba de cuatro víctimas fatales: María Eugenia Sequeira, de 7 años, Carolina Castellá, también de 7, y Mirna Rivero, de 10. La cuarta víctima no se podía identificar. En verdad, eran restos de una de las tres niñas.
Pueblada. La tragedia conmovió a la población y movilizó a los vecinos, que con herramientas empezaron a levantar los rieles. Hacía 40 años que venían reclamando una solución para ese corredor donde ya habían ocurrido otros accidentes. Por eso, la pueblada se extendió hasta bien entrada la noche.
Las niñas, que al principio fueron trasladadas al Policlínico Eva Perón, fueron internadas luego en distintos hospitales, según la gravedad de los casos. En el Hospital de Niños Víctor J. Vilela quedaron internadas Nancy Miguel, Florencia Martín y Carolina Sapera, las tres de 9 años. El 8 de julio perdió la vida Carolina, y al día siguiente, Florencia. Dos días después del accidente, Rubén Germán Tuero, chofer de la empresa, prestaba declaración ante el juez federal Omar Flores, quien también indagó al maquinista del tren, Juan Omar Tomás. Este último recuperó la libertad, mientras que el primero quedaría detenido bastante tiempo más.
Los días posteriores. El 21 de julio, los ferroviarios cumplían su paro. Dos días después, el juez Flores dictaba la prisión preventiva por homicidio y lesiones culposas al conductor del ómnibus.
Veinte días después del accidente, la línea General Belgrano comenzaba a instalar barreras frente al paso a nivel donde se produjo la tragedia. Pero a esa altura, la información se iba diluyendo, los medios buscaban otras urgencias y el caso quedaría en los archivos personales y en la mente de los memoriosos.
Hoy, a 25 años de la tragedia, todo sigue igual en Capitán Bermúdez. Salvo dos barreras que se colocaron en aquellos días, siguen los cruces de vías sin barreras, las vías siguen en el mismo lugar y la ruta 11 mantiene el mismo ancho, pese a los distintos proyectos presentados tanto en los concejos municipales del cordón industrial y portuario y de resoluciones tanto de la Legislatura de la provincia como del Congreso de la Nación.
La Capital