Venezuela ingresa al Mercosur. Al mismo tiempo que en Latinoamérica se refuerzan los lazos entre los países, en Europa los Estados Nacionales pierden poder frente a la banca
Venezuela ingresa al Mercosur. Al mismo tiempo que en Latinoamérica se refuerzan los lazos entre los países, en Europa los Estados Nacionales pierden poder frente a la banca
Ya casi ni el rol de intermediario entre los organismos financieros internacionales y los bancos le quedó al poder político europeo. Mientras tanto, en América del Sur se consolidan los procesos políticos populares.
Pressenza · Buenos Aires · 31/Julio/2012 · Por Iván Novotny
Con el ingreso de Venezuela al Mercosur se concreta un paso más en la integración regional. Luego del Golpe de Estado institucional en Paraguay, ideado por el mismo Parlamento que se opuso al ingreso del país de Hugo Chávez a la alianza, ahora los presidentes Dilma Rousseff de Brasil, José “Pepe” Mujica de Uruguay y Cristina Fernández de Argentina aprobaron la integración al bloque de la República Bolivariana de Venezuela.
No se trata de un socio menor, ya que de la mano de Chávez se han consolidado los gobiernos populares en Latinoamérica durante la última década. El bolivariano fue quien, por ejemplo, respaldó a Néstor Kirchner en 2005 para que Argentina cancelara la deuda con el FMI y de ese modo el país se liberara de las presiones del organismo. Asimismo, en Bolivia Evo Morales no habría podido consolidar las importantes transformaciones políticas, sociales y económicas que lleva adelante -al igual que Rafael Correa en Ecuador- sin el respaldo de la Venezuela de Hugo Chávez.
Al mismo tiempo que en Latinoamérica se refuerzan los lazos entre los países, en Europa los Estados Nacionales pierden poder frente a la banca. Ya casi ni el rol de intermediario entre los organismos financieros internacionales y los bancos le quedó al poder político europeo.
Mientras tanto, en América del Sur se consolidan los procesos políticos populares, junto con medidas de avanzada como la nacionalización de sus hidrocarburos en distintos países, que de seguir en este camino, la región se iría convirtiendo en un modelo de integración bajo un signo progresista y verdaderamente democrático.
Se trató entonces de un día histórico para el Mercosur. Ahora el desafío es consolidar una real integración de los pueblos, un entramado diverso pero convergente en lo social y en lo cultural.
No una integración financiero-económica de los mercados y la banca como la que hoy destruye a Europa y arrasó nuestra Latinoamérica en los neoliberales 90´. Sino una integración que apunte a mejorar las condiciones de vida de los pueblos, que reconozca el aporte cultural, material y espiritual de cada nación en un proceso de regionalización.
Esos serán los signos de una integración con una dirección humanista, con el ideal de la Nación Humana Universal como horizonte final.