Camila Menna, la adolescente de 17 años que se fugó de su casa la semana pasada, se reencontró ayer con sus padres y hermanos luego de viajar por cuatro provincias "a la deriva y confundida"…
Asustada y arrepentida por lo que hizo, y ya de regreso a esta localidad del departamento San Jerónimo, Camila Menna, la adolescente de 17 años que se fugó de su casa la semana pasada, se reencontró ayer con sus padres y hermanos luego de viajar por cuatro provincias "a la deriva y confundida", e incluso en sentido contrario a su destino, que era la Capital Federal.
Camila, con su mamá Anabella y su hermanita Jazmín, que aquel jueves estaba en Buenos Aires
San Genaro. Asustada y arrepentida por lo que hizo, y ya de regreso a esta localidad del departamento San Jerónimo, Camila Menna, la adolescente de 17 años que se fugó de su casa la semana pasada, se reencontró ayer con sus padres y hermanos luego de viajar por cuatro provincias "a la deriva y confundida", e incluso en sentido contrario a su destino, que era la Capital Federal.
El increíble periplo comenzó el jueves pasado, las 20, cuando luego de discutir con el novio Camila comenzó a caminar por la ruta provincial 65. Tras recorrer varios kilómetros de a pie fue subida por un camión que la dejó en el norte de la provincia de Santa Fe, y luego se subió a otro para ir por las provincias de Buenos Aires y Córdoba.
Camila no tiene la menor idea de los lugares donde estuvo y apenas si durmió unas pocas horas en una estación de servicio. Lo único que recuerda es que la aventura finalizó en la localidad de Laboulaye, provincia de Córdoba, en una dependencia policial y que allí se reencontró con sus padres.
"No quiero comprometer al camionero de las imágenes, porque iba acompañado de su esposa y un nieto, y fue muy buena gente. Ellos me contuvieron y se pusieron en contacto con mi familia. Incluso, no me dejaron sola en ningún momento", dijo ayer Camila.
La joven se refería a las imágenes registradas por una cámara de seguridad en Carmen de Areco, donde se la había visto caminando de manera amistosa con un transportista, quien a la postre sería el que se comunicó con el padre y la dejara en un destacamento policial de Laboulaye.
El desenlace feliz se dio en las últimas horas. Fernando (42), el padre de Camila, recibió la madrugada de ayer un llamado telefónico en el que su hija le dijo que tenía intenciones de regresar y que estaba viajando rumbo a San Genaro.
Con el correr de las horas, la chica pidió un teléfono celular prestado de la misma familia con la que iba viajando y se volvió a comunicar con sus padres, quienes viajaron a Laboulaye para buscarla y retornarla a la localidad donde vive.
Arrepentimiento. "No entiendo lo que me pasó. Hice cosas que si las hubiese pensado dos veces no las hubiese hecho. Por suerte me crucé con personas que en ningún momento me hicieron mal", dijo ayer la adolescente de manera escueta en un diálogo exclusivo que mantuvo con LaCapital.
Hacía apenas una hora que había regresado a su casa. Al lado de su hermano menor Tomás, de 13 años, de su padre Fernando y de su madre Anabella (38), contó que su hermana más chica, Jazmín, de 7 años, estaba siendo asistida en un centro de salud de Buenos Aires donde una vez al mes le hacen transfusiones por un caso de anemia grave congénita.
"En cambio de ir para Buenos Aires me alejaba. Me asusté porque empecé a pensar mal, y no estaba haciendo las cosas bien. No era lo que quería hacer. Me quise bajar y luego me encontré con una familia a la que quiero agradecer —dijo ayer—. No quiero involucrar a esta persona, porque puede tener problemas en la empresa donde trabaja. El intentó comunicarse con mis padres. Tuvimos problemas de señal con los teléfonos", contó.
La idea era ir a la Capital Federal donde vive su padre Fernando, quien desde hace un tiempo está separado de su madre, pero llegó a viajar en sentido contrario. "Esta gente terminó su trabajo en la provincia de San Luis y me acercó para que me reencontrara con mis padres", dijo.
Anabella, la mamá, repasó el relato mientras compartía el mate y escuchaba con atención. "La noche del lunes me vi en las noticias, vi la desesperación de mi mamá pidiendo por mi paradero. Fue en una estación de servicio y me marcó un antes y un después", confesó la chica.
"Quiero empezar de nuevo. El año que viene voy a estudiar medicina en Rosario. Tengo planes y proyectos. Lo bueno es que no pasó nada y me va a permitir recapacitar", resaltó Camila, y no hay dudas: siente que lo que hizo fue "una cosa de adolescentes" que llegó mucho más lejos de lo que hubiese querido.
Declaración
El inspector de la Unidad Regional XV de San Jerónimo, Ricardo Motta, está a la espera de la entrevista que Camila mantendrá con un psicólogo para luego tomar una declaración, tarea que estará a cargo de la Comisaría de la Mujer. “Por lo que dijo de manera informal, nadie abusó de ella ni fue víctima de agresiones”, consignó.
Por Walter Gasparetti / La Capital