En un encuentro discreto y equilibrado, Central igualó 1-1 con Vélez. Alemanno convirtió el gol auriazul a los 41’, pero dos minutos después empató Castromán.
De palomita, Alemanno marcó el tanto de los canallas. |
Encina cae ante la falta de Broggi. |
Raldes le gana en el salto a Centurión. |
Miguel Russo se saluda con el juvenil Pablo Vitti antes del partido. |
La dupla quedó conforme con el juego desplegado por los canallas. |
La letra de una antigua canción afirma que “la vida te da sorpresas”. Y esas sorpresas suelen cambiar estados de ánimo, pasando de la algarabía al desconsuelo en pocos minutos. Eso le sucedió al equipo de don Ángel cuando un tal Castromán se disfrazó de superhéroe y empató el partido.
Sin lugar a dudas que fue un choque clave para las aspiraciones de ambos equipos. Así lo entendieron ambas hinchadas, que brindaron color y calor al espectáculo. Los hinchas velezanos entonaron un injustificable “comegatos”, mientras el gato Sessa se “comía” los insultos que provenían de la tribuna local (recordar su grosero error frente a Arsenal que dejó a su equipo sin chances y coronó a Newell’s).
Desde que la pelota empezó a rodar, se vio en la práctica todo lo que se preveía en los papeles. El partido se presentó luchado y sin un dominador claro. Las fricciones eran moneda corriente, y el juez Sánchez (de mala actuación e injuriado por ambas hinchadas) no recurría a la ley de ventaja y frenaba el partido sistemáticamente.
En esos primeros minutos, Central encontró chispazos de fútbol a través de Encina (quien le ganaba la espalda a Bravo) y el tándem Rivarola-Papa. El inconveniente era la falta de peso ofensivo, porque Villa se retrasaba demasiado a buscar la pelota y Vitti se mostraba displicente. A este último, ¿lo habrá perjudicado la comparación con Maradona?
Puede destacarse la solidez de la defensa canalla, con un aguerrido y cumplidor Fassi y la seguridad de Raldes. También “el oreja” Borzani escuchó aplausos (sobre todo en el segundo tiempo), ya que fue un jugador clave en la recuperación y distribuyó con criterio.
Por el lado de la visita, Gracián fue el conductor y mostró algo de su repertorio. Es un acierto de Russo la inclusión de este juvenil que el torneo pasado era suplente.
Lo cierto es que durante la primera etapa, el equipo local sólo inquietó con una definición de Villa que tapó Sessa y un disparo de Papa que fue a las manos del arquero. La única ocasión clara para el equipo de Russo fue un desviado remate de Bravo. Muy poco para dos equipos que tienen ambiciones de campeonato.
Comenzado el segundo tiempo, el trámite del partido no varió demasiado. Vélez fue un poco más audaz y en un lapso de quince minutos tuvo a maltraer al fondo centralista. Jonás Gutiérrez, que junto a Papa protagonizó un duelo bíblico, sacó un derechazo bárbaro que hizo impactar la bola en el horizontal.
Central exhibió un rendimiento que dista demasiado del que mostró en las primeras fechas del torneo. Se siente la ausencia de Andrés Díaz, ya que Monges tiene buen pie pero es discontinuo. Y la poca contundencia a la hora de definir ya es preocupante.
A los 41’ llegó lo inesperado. Luego de un envío aéreo de Papa, Alemanno puso el 1-0 de cabeza y el triunfo estuvo al alcance de la mano. Algunos ya coqueteaban con la palabra campeón. Pero tras una gran pared entre Bravo y Castromán, este último ejecutó un remate cruzado que derrotó a Ojeda. De la emoción a la decepción, sin escalas. Solo quedó tiempo para la expulsión de Castromán, por un fuerte cruce a Papa.
Al final del partido, los aplausos del público fueron un reconocimiento al esfuerzo hecho por el piberío canalla. El domingo viene el irregular Racing al Gigante. Central debe ganar los próximos cotejos para llegar con chances a las dos últimas fechas (se enfrenta con River y Estudiantes). El sueño de campeonato sigue latente, y si Freud lo analizara diría que es de posible concreción.
Por Matías Torno especial para Rosarinos.com
Fotos: Hugo Ferreyra y Ángel Amaya (La Capital)