Entre los múltiples trastornos que sufren los argentinos por carecer de una moneda nacional fuerte y estable, se observa con nitidez la interferencia política que producen las corridas cambiarias en los procesos electorales.
Los saltos del dólar que causan conmoción en medio de la campaña ahora los padece Unión por la Patria, pero antes los soportó Juntos por el Cambio y en su momento el Frente para la Victoria. Profundizar la economía bimonetaria, como proponen Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, tendería a agravar el problema en lugar de aportar a la solución. Recuperar el peso, por el contrario, redundaría en una ganancia de soberanía no solo económica, sino también para que los votantes puedan elegir con más tranquilidad y menos interferencias.
En lo inmediato, los operadores financieros en la city porteña hacen cálculos sobre qué podría pasar con el dólar según el resultado de las PASO. Un triunfo contundente de Bullrich, combinado con una buena performance de Javier Milei, en torno a los 15 puntos, aparece como el escenario más explosivo. El 14 de agosto, si quedara claro que la ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri y de Trabajo de Fernando De la Rúa será la nueva presidenta, el mercado se prepara para un rally devaluatorio. En principio, con una escalada frenética de los dólares paralelo, contado con liquidación y MEP, que luego forzaría una devaluación abrupta del oficial antes del cambio de gobierno.
Entre los funcionarios del gabinete económico hay una mirada similar. Incluso advierten que el Fondo Monetario Internacional podría llegar a suspender los desembolsos acordados con Sergio Massa para la tercera semana de agosto, por 7500 millones de dólares, y exigir una nueva mesa de negociación con Bullrich y su equipo sentados a la mesa. Sería una situación similar a la que se dio cuando Alberto Fernández ganó las elecciones generales en 2019, pero anticipada a las primarias si los resultados fueran categóricos en favor de Bullrich.
Doble vara
Eso también habla de la doble vara del FMI. «La presión que tuvimos para devaluar antes de cerrar el acuerdo, la postergación de los desembolsos hasta después de las elecciones, el apriete que nos hacen con los vencimientos, son todos gestos muy claros de que el Fondo está jugando políticamente con la oposición. La verdad es que están hartos de nosotros y prefieren que vuelva un gobierno de Juntos por el Cambio y aplique un programa ortodoxo de devaluación, ajuste, privatizaciones y reformas estructurales», se quejan en filas oficialistas.
«Es posible que una Bullrich ganadora, jugando en tándem con el FMI, nos presionen para devaluar antes de las elecciones generales, como condición para mantener los desembolsos», agregan. De hecho, la precandidata y sus economistas, como Luciano Laspina esta semana ante el Wilson Center, aseguran que de imponerse en los comicios levantarán el cepo y subirán el precio del dólar oficial. Pero lo más conveniente para ellos es que los costos del cimbronazo cambiario los pague el actual oficialismo, ya que mejorarían las perspectivas electorales de Juntos por el Cambio y su posibilidad de conseguir más bancas en el Congreso.
Ultima semana
La prioridad del gabinete económico para la última semana antes de las PASO es contener la cotización de los dólares financieros y paralelo lo más posible. El aumento de la demanda de divisas es record para un período preelectoral, advierten los funcionarios, y los instrumentos de intervención resultan limitados. No se ve margen para una nueva suba de las tasas de interés en los próximos días, porque se interpreta que agravaría más la desconfianza en lugar de ayudar a reducirla. En todo caso, se dejará como opción para después de las elecciones.
La tasa de referencia del Banco Central se encuentra en 97 por ciento anual, con una tasa efectiva mensual para un plazo fijo a 30 días del 8,1 por ciento. Ese nivel hasta ahora supera a la inflación. Para julio se estima un aumento del IPC de entre 6,5 y 7,0 por ciento. Sin embargo, la tasa perdió el último mes frente al dólar paralelo, que trepó de 493 pesos el 4 de julio a 574 este viernes. La suba fue del 16,4 por ciento, más del doble que el rendimiento del plazo fijo.
Tampoco queda mucho margen para intervenir en el mercado de contado con liquidación, con reservas en terreno negativo. Incluso si el FMI cumpliera con el giro de los 7500 millones de dólares en agosto no habría grandes cambios en ese sentido, porque hay que cancelar los préstamos tomados con la CAF y con Qatar para cubrir vencimientos con el propio Fondo.
Frente a tantas limitaciones, lo que hicieron Massa y equipo esta semana y seguirán haciendo la próxima es buscar la intervención de sectores empresarios y «manos amigas» que ayuden a contener la embestida dolarizadora. De todos modos, en el gobierno reconocen que es esperable que del otro lado, los sectores que pugnan por una devaluación se muevan para llevar el blue arriba de los 600 pesos antes de las PASO.
Rodríguez Larreta
Si el triunfo electoral fuera importante para el actual jefe de Gobierno porteño, en la city señalan que seguramente continuaría la tendencia alcista del dólar blue y de los dólares financieros, pero sin alcanzar los niveles de estrépito que se les adjudica en una eventual victoria clara de Bullrich.
«Con Rodríguez Larreta se puede negociar la transición«, interpretan cerca de Massa. Sus economistas, como Hernán Lacunza o Carlos Melconian, también afirman que hay que devaluar el dólar oficial y tender a la unificación cambiaria, pero indican que lo harían en forma más gradual.
«Horacio podría jugar como lo hizo Alberto en 2019 y asegurar que se llegue a las elecciones de octubre sin un caos con el dólar», coincide un analista del riñón financiero.
Massa
La aspiración del ministro es convertirse el 13 de agosto en el candidato más votado, con una diferencia bien amplia sobre su contrincante en la interna, Juan Grabois. «Las encuestas que se manejan en la Casa Rosada ubican al oficialismo apenas por arriba de los 30 puntos, con 25/27 para Massa y 3/6 para Grabois. En ese escenario, y si Rodríguez Larreta le ganara a Bullrich por poca diferencia, el dólar podría quedar relativamente estable hasta las elecciones de octubre», dicen en el gabinete económico.
El resultado de las PASO abrirá otra realidad a partir
del lunes 14. El camino a las generales será muy diferente según quién gane, y por cuánto.
20 años
En los últimos 20 años, la posibilidad o no de los gobiernos de contener al dólar tuvo su correlato político. Néstor Kirchner asumió en 2003 con el dólar a 2,90 y se fue en 2007 con una cotización de 3,15 pesos. El alza en el período fue de apenas 8,6 por ciento. Cristina Fernández de Kirchner recibió 3,15 y terminó en 2011 con 4,63 pesos, una suba del 46,9 por ciento. En su segundo mandato tuvo que poner el cepo y el dólar paralelo terminó en 2015 en 14,73 pesos: 218 por ciento de aumento en cuatro años. Mauricio Macri llegó con 14,73 y se fue con el blue a 76,50: 419 por ciento más. Y Alberto Fernández llegó con el paralelo a 76,50 y este viernes cerró en 574 pesos, 650 por ciento más.
La gran diferencia entre Macri y el actual presidente es la defensa de la cotización del dólar oficial. Con el primero, las políticas de devaluación llevaron el oficial de 9,75 pesos con que asumió a 63 pesos en la despedida, un 546 por ciento más caro. Con Fernández, pasó de 63 a los actuales 292, un 363 por ciento de aumento. Esa evolución del dólar que se utiliza para la mayor parte de las importaciones y la que más incide en la inflación de productos básicos es la que está en discusión para estas elecciones. Las urnas dirán.