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Algunos autores lo definen como capitalismo de vigilancia. Otros lo llaman capitalismo digital o capitalismo de plataformas. Es el nuevo modelo productivo a partir de la emergencia de
Internet y la recolección de datos que esta generó. A este proceso también se lo categoriza como la cuarta revolución industrial, que al igual que las anteriores, define nuevas reglas en las relaciones laborales. Todavía alcanza de manera directa a un número acotado de trabajadores, lo que facilita su expansión con criterios autodefinidos por las corporaciones que están detrás, algunas de las más grandes del mundo, pasando por arriba de regulaciones y Estados.
Pero el desarrollo de la robótica, la programación y las herramientas digitales tiende a consolidar nuevos patrones para el mundo del trabajo en el resto de la economía. En Argentina esa transformación está en plena ejecución.
Así lo plantea una investigación del centro de estudios Fundar, que analiza lo que se conoce como gestión algorítmica del trabajo, para concluir que se necesita de manera urgente innovar en regulaciones para proteger a los trabajadores ante el cambio de paradigma de la producción.
«La economía de plataformas digitales se transformó en la vanguardia de las nuevas formas de producción capitalista en el siglo XXI», explican los autores, Juan Manuel Ottaviano, Sebastián Etchemendy y Sofía Scaserra. «Su principal objetivo -siguen- es el control de la intermediación a través de plataformas digitales entre pasajeros y conductores de transporte (Uber); compradores y vendedores de bienes (Amazon o Mercado Libre); usuarios masivos de información y sus proveedores (Facebook, Google); creadores y consumidores de entretenimiento cultural (Spotify, Netflix); o entre consumidores y negocios de comida (Rappi, PedidosYa, Uber Eats)».
En todos los casos, transporte, retail, información, entretenimiento o comidas, la clave para la expansión de los negocios no son tanto los productos o servicios ofrecidos sino el procesamiento de la información que surge de los actores que participan de su producción, distribución y consumo. «El
capitalismo digital utiliza los datos como materia prima para la venta de información en el mercado.
Información actual y futura. Es decir, constituye un producto predictivo que, al anticipar conductas,
permite dirigirlas o influenciarlas, a fin de optimizar procesos y hacerlos más veloces y rentables», explica el documento de Fundar.
173 datos
Lo que hacen las plataformas con las nuevas herramientas tecnológicas disponibles es transformar en datos todo tipo de información que surge del proceso de compra, venta y entrega de productos o utilización de servicios. Estos datos luego son utilizados para optimizar las prestaciones y generar mayor demanda a las propias plataformas.
«Los sistemas de gestión algorítmica diseñados a partir de inteligencia artificial permiten procesar los datos teniendo en cuenta resultados pasados, para aprender y perfeccionar el propio sistema de análisis, a fin de mejorar sus resultados», señalan los investigadores.
En el caso particular de las plataformas de delivery, como Pedidos Ya y Rappi, los analistas pudieron detectar 173 datos que extraen de los propios clientes al dar consentimiento a las bases y condiciones de las aplicaciones, de los comercios que elaboran las comidas, de los trabajadores que la reparten y de la misma plataforma.
Algunos ejemplos para el caso del cliente son si utiliza billetera electrónica, tarjeta de crédito o débito, la calificación que asigna a las comidas y al servicio de delivery, la geolocalización, a qué hora hace los pedidos, si utiliza o no promociones, la fecha de nacimiento, qué dispositivo utiliza y cuál es su proveedor de Internet, el mail y los pedidos realizados, entre otros. En total son 50 datos que las plataformas «blanquean» que toman de sus clientes.
Para los comercios son otros 32 datos, como los reclamos o incidencias que hayan tenido, las promociones, los pedidos aceptados y rechazados, el menú, los horarios de atención, fotos de los productos, fecha y hora de despacho de cada venta y hasta el hardware que utiliza el establecimiento.
De los trabajadores también extraen información. Son otros 56 datos, como cantidad de pedidos aceptados, entregados o rechazados, la velocidad para realizar los traslados, las zonas que recorren, los kilómetros transitados, las capacitaciones recibidas, los comercios donde retiran, además de datos personales y del vehículo.
Finalmente, la propia plataforma genera información valiosa. Son al menos 35 datos, siempre según lo reconocido por las empresas en las bases y condiciones. Por ejemplo, las promociones enviadas a los clientes, a los comercios y a los propios trabajadores, encuestas, precios de los pedidos, costos de los envíos y fechas de pago a los comercios.
El negocio del dato
El procesamiento con inteligencia artificial de toda esa información, más las que pueden obtener por otros canales, es la clave del negocio de las plataformas. Pero es un modelo que tiende a expandirse por la economía.
«Siemens utiliza la gestión algorítmica para organizar el trabajo. Qué es mejor, que la línea de montaje esté organizada por una planilla y un capataz o que esté gestionada por un sistema automatizado digital en base a algoritmos», advierte Ottaviano.
«Existen instrumentos de medición del tiempo y del trabajo que antes no había. Relojes, computadoras, cámaras de vigilacia, todo tipo de dispositivos, pero existe sobre todo un sistema que puede datificar, procesar y utilizar toda esa información con arreglo a fines de la producción de comercios y servicios, que se ajustan a una demanda que puede ser predecida», alerta.
«En la contratación de trabajadores interviene la gestión algorítimica, según el perfilamiento de los postulantes. Se utiliza para organizar el trabajo, las tareas, pero también puede servir para sancionar, para despedir, para dar premios y castigos», detalla.
«Existe una nueva realidad, una nueva manera de
trabajar. Las regulaciones laborales vigentes no son suficientes para
proteger a los trabajadores ante este nuevo tipo de modalidades», remarca Ottaviano. «Hay que incorporar tecnología a la gestión del trabajo con
reglas humanas. Hay que humanizar la tecnología en el trabajo», insiste.
Quién está detrás
Como es un fenómeno global, otros estados ya han empezado a intervenir. En España se sancionó la ley Rider para imponer regulaciones al sector. La Comisión Europea también analiza directivas para mejorar las condiciones laborales de las personas que trabajan a través de plataformas digitales.
«Al principio del siglo XX había planillas para registrar los ingresos, después fueron máquinas con tarjetas, después molinetes, hoy son huellas digitales y aplicaciones del celular para identificar si el trabajador está en un lugar u otro», ejemplifica Ottaviano.
La investigación de Fundar explica que este tipo de plataformas han logrado desarrollarse gracias al enorme financiamiento que reciben de corporaciones y fondos de inversión de los más grandes del mundo.
«Las empresas de plataformas de venta y entrega de productos se sustentan gracias a la financiación
de capitales de riesgo que apuestan a un modelo de negocios de crecimiento futuro, como ocurrió
con Amazon», señalan.
Pedidos Ya, que originalmente era una compañía uruguaya, fue comprada por el cluster internacional Delivery Hero. En su proceso de expansión en América latina, también adquirió las operaciones de la española Glovo. La empresa controla el 76 por ciento del mercado argentino. Sus principales financistas son Naspers, Baillie Gifford y Black Rock.
En cuanto a Rappi, es una empresa de capitales colombianos que detenta aproximadamente el 22 por ciento del mercado argentino. En este momento está procesando su salida a la Bolsa en Estados Unidos, donde ya captó 156 millones de dólares entre inversores.
Por ahora, las operaciones de ambas empresas son a pérdida, pero no porque el negocio no sea redituable, sino por los enormes volúmenes de inversión para desarrollar el propio funcionamiento de las plataformas y los algoritmos. También para establecerse como oligopolios o monopolios, a fin de obtener mayores ganancias a futuro.
«Fue lo que ocurrió con Amazon, que soportó pérdidas millonarias durante años, pero al momento de eliminar a la
competencia y monopolizar el mercado se convirtió en la empresa más
grande y con más ganancias del mundo», indica Ottaviano.
El algoritmo
Estos gigantes del nuevo capitalismo digital están imponiendo el nuevo modelo de relaciones laborales. En teoría, los trabajadores son «libres» y pueden administrar su tiempo según sus necesidades, pero en los hechos lo que está sucediendo es la instalación de esquemas de precarización cada vez más extremos.
Los trabajadores llegan al punto de desconocer las reglas de su tarea, en qué circunstancias pueden ser premiados o castigados. La organización del trabajo se realiza de manera automatizada, también mediante un algorítmo que los trabajadores desconocen. Sin posibilidad de defensa ni apelación.
«No sabemos si el algoritmo contempla las velocidades máximas de cada ciudad cuando dispone entregas turbo», apunta Ottaviano.
«La consecuencia más directa del modelo de economía en plataformas para el mercado de trabajo es la autonomización formal-contractual del trabajador. Los trabajadores pasan a ser colaboradores o socios independientes. En otras palabras, la relación de dependencia resulta suprimida y se la reemplaza por una autonomía formal que esconde modalidades de subordinación laboral tan o más fuertes que las de una relación contractual tradicional«, detallan los investigadores.
«Es necesario comprender los fundamentos de este nuevo modo de organización del trabajo para garantizar derechos laborales consagrados en la legislación nacional y para innovar en formas de regulación y de protección acordes al cambio de paradigma que representa la gestión algorítmica del trabajo», concluyen.