Cifras que duelen. En Rosario y toda su zona de influencia, más de 500 mil personas no tienen obra social. Y cada vez que su salud se deteriora, deben recurrir a saturados hospitales públicos. En el otro extremo, quienes tienen la fortuna de tener una cobertura se encolumnan mayoritariamente detrás del Instituto Autárquico Provincial de Obra Social (Iapos), que se convierte en el seguro de salud que más afiliados tiene en la región. La falta de cobertura afecta con inusitada fuerza a los jóvenes: siete de cada diez que tienen entre 20 y 24 años están desprotegidos.
Los datos se desprenden de un estudio de mercado realizado por el equipo de técnicos de la empresa de medicina prepaga Esencial, quienes interrelacionaron datos oficiales extraídos de la Encuesta Permanente de Hogares con cifras obtenidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El resultado final permitió delinear una radiografía de la cobertura social de la ciudad y su zona de influencia.
Así, se pudo determinar que el 38,79% de la población del Gran Rosario no tiene cobertura social. Se trata de un masivo grupo de 501.169 personas que ante cualquier problema en su salud deben concurrir indefectiblemente a los hospitales públicos. Muchos perdieron su empleo y se quedaron sin cobertura, otros son autónomos que no pueden pagar un plan de medicina prepaga.
A todos los une un común denominador: están excluidos de la seguridad social. Lo cierto es que dentro de este amplio abanico de marginados, los jóvenes se llevan la peor parte.
Siete de cada diez chicas y muchachos de entre 20 y 24 años que viven en Rosario y su zona de influencia no tienen obra social ni prepaga. Son más de 100 mil y luchan por insertarse al mercado laboral para obtener así una cobertura.
Es que las leyes vigentes determinan que la obra social de los padres cubre la salud de sus hijos hasta que estos cumplen 21 años. Por lo que a partir de ese día, y para poder acceder a su propia cobertura de salud, los jóvenes no tienen otro camino más que insertarse en el mercado laboral para obtener una obra social o poder pagar un sistema privado.
Y quienes tienen entre 25 y 29 tampoco están tan lejos de esta realidad. Sólo el 39,29% de ellos tiene obra social, lo que implica que casi 60 mil jóvenes también dependan de los efectores públicos.
El Iapos a la cabeza
El estudio de mercado también reveló que el Instituto Autárquico Provincial de Obra Social (Iapos) es el seguro de salud que más afiliados tiene en el Gran Rosario (142.000), seguido de cerca por el Pami con 112.056 afiliados en toda la región. El resto de las obras sociales, entre las que se encuentran las sindicales, aquellas que pertenecen a empresas y las del personal superior, suman en conjunto a 311.264 afiliados. Y los socios a empresas de medicina prepaga ascienden a 135.632.
Quienes marcan la diferencia y se insertan prácticamente de lleno en la seguridad social son aquellas personas que tienen entre 65 y 69 años. El 95,68% de ellos tiene cobertura y más de la mitad de este grupo posee hasta cobertura múltiple, es decir, cuenta con más de una obra social o están además afiliados a alguna empresa de medicina prepaga.
Esta diferencia entre la amplia cobertura que tienen los mayores y la desprotección que se cierne sobre los jóvenes tiene su explicación. Los expertos consultados dejaron en claro que «en salud, las políticas prestacionales siempre estuvieron dirigidas a las personas mayores de 60 años, a las que siempre se consideró como el sector más vulnerable de la sociedad». Y a este segmento también se sumó a los más pequeños.
En el medio, en tanto, quedó un sector de excluidos que está conformado por los jóvenes y las personas de bajo nivel de ingresos. Así, en el Gran Rosario, ellos se convirtieron en el grupo de desprotegidos. Un amplio espectro de la sociedad que a la incertidumbre sobre su futuro se le sumó la desprotección social. Y cada vez que tienen alguna dolencia, deben concurrir a abarrotados hospitales públicos al borde del colapso. Son más de 500 mil personas y luchan por insertarse en el sistema.