En tiempos de disgregación, donde el corazón, aún en medio de la multitud, es invadido por la soledad ¿es posible encontrarse y ser envuelto por atmósferas de sintonía y comunidad?
En tiempos de disgregación, donde el corazón, aún en medio de la multitud, es invadido por la soledad ¿es posible encontrarse y ser envuelto por atmósferas de sintonía y comunidad?
Días de trabajo voluntario construyendo la Sala. Foto: Maru Fuentes
PRESSENZA IPA · Córdoba · por Javier Tolcachier · Marzo 2014 | NUEVAREGION.COM
Entre vientos de ruptura, de irreductibles antinomias, de severos conflictos, en un mundo donde antiguas ataduras parecen haberse desligado sin que surjan vínculos de otra especie, ¿es posible crear lazos nuevos, reconciliar y re-unir?
Atascados en la paradoja absurda de poseer y consumir, enceguecidos por la falsa luz de ficticios éxitos, abrumados por la voraz competencia y aterrorizados por la fugacidad de lo efímero , ¿no es acaso necesario cultivar la existencia común en un espacio distinto, abierto, humanizado, fraterno y creativo?
En épocas en las cuales el destejido manto social no asume todavía la vocación de una verdadera revolución humana que vaya en sus conceptos y acciones más allá del rechazo a lo establecido, ¿es posible forjar proyectos comunes, dar curso a las íntimas elecciones en tareas compartidas, construir fuerzas sociales duraderas, inclusivas, que conjuguen armónicamente lo social, lo interpersonal y la propia subjetividad?
En situaciones como la actual, donde la búsqueda de pertenencia e identidad conduce a muchos a oposiciones feroces, crueles, despóticas, ¿será posible crear un sentido “nosotros” que no parta ni se agote en la diferenciación de bandos generados desde la similitud, la diferencia o el interés particular? ¿Haremos posible crear puentes, cruzar la historia y anudar los inicios de un desconocido mañana?
Nada de esto se logrará mirando hacia atrás, en un desesperado pero vano intento de recrear un mundo ido, basado en vínculos que cumplieron su misión, pero fueron condenados por el tiempo a ser sucedidos. Quizás sea doloroso reconocer que viejos valores se evaporaron y con ellos mucho de lo que nos congregaba. Pero al mismo tiempo puede resultar reconfortante comprender que acaso un nuevo tipo de solidaridad y de relación esté en ciernes, fundadas tan sólo en la plena esencialidad humana.
¡Que aquella historia perdida que añoramos con nostalgia sea sólo el preludio que permita que nuestra intencionalidad busque con mayor profundidad, más allá de la apariencia, más allá del atuendo y del colorido mundo de la diferencia!
El sábado 19 de Abril, se inaugurará la undécima Sala de los Parques de Estudio y Reflexión, en el Parque situado en el valle de Paravachasca, en la provincia de Córdoba, Argentina. Una invitación a la inspiración conjunta. Una experiencia única e irrepetible, cuyas trazas dejarán despejados nuevos surcos para las mejores siembras.
Los Parques de Estudio y Reflexión que van siendo amorosamente construidos por voluntarios en las más distantes y diversas latitudes del planeta, constituyen una señal y una llamada a profundizar en nosotros mismos, para desde allí encontrarnos con otros.
Estos Parques expresan la bondadosa y sabia enseñanza de Silo, quien ya en su diseño incluyera formas y significados que permiten que toda cultura sienta su aporte al género humano desde sus más bellas experiencias.
Estos Parques representan el anhelo de la experiencia trascendente, animan al encuentro con el sentido de la vida, exhiben un cauce para que aquello que en cada persona pugna por crecer, se realice en su máxima expresión.
Estos Parques son puntos de apoyo para la transformación personal y social, para el desarrollo de iniciativas y tareas que surgen de la íntima convicción de que libertad, coherencia y reciprocidad, lejos de ser antagónicas, son caras inseparables de un único prisma, la unidad interna.
Seguramente sean muchos los que atraviesen el portal del Parque Paravachasca para acompañar la inauguración de su Sala de meditación.
A modo de reflexión antes de entrar por ese portal, acaso sirva la hermosa introducción del libro Humanizar la Tierra, de Silo.
“Aquí se cuenta cómo al sin-sentido de la vida se lo convierte en sentido y plenitud.
Aquí hay alegría, amor al cuerpo, a la naturaleza, a la humanidad y al espíritu.
Aquí se reniega de los sacrificios, del sentimiento de culpa y de las amenazas de ultratumba.
Aquí no se opone lo terreno a lo eterno.
Aquí se habla de la revelación interior a la que llega todo aquel que cuidadosamente medita en humilde búsqueda.”
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Para ampliar información sobre el evento de inauguración de la Sala en Parques de Estudio y Reflexión Paravachasca, consultar su sitio web: www.parqueparavachasca.org