
Un país de América del Sur se prepara para liderar la nueva era de la inteligencia artificial y la energía luego de haber sido seleccionado por OpenAI
La expansión global de OpenAI marca un antes y un después para la región. Un país sudamericano con historia científica y energética podría transformarse en el nuevo epicentro de la revolución tecnológica.
La decisión de OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, de instalar infraestructura tecnológica en América del Sur no es un anuncio más: es una señal clara de hacia dónde se moverá el futuro de la inteligencia artificial. El propio Sam Altman, CEO de la compañía, confirmó la firma de un memorando de entendimiento con un país, abriendo la puerta a inversiones que podrían posicionarlo como uno de los polos tecnológicos más importantes de América Latina.
Este movimiento no solo involucra innovación digital: apunta a una transformación energética profunda. Los centros de datos que alimentan la IA global requieren enormes volúmenes de electricidad, redes de fibra óptica de alta velocidad y estabilidad regulatoria. Con su potencial energético y su capital humano altamente calificado, este territorio tiene la combinación exacta para aprovechar esta oportunidad.
Un país con historia científica y energía para exportar

Argentina no es ajena a las revoluciones tecnológicas. En 1999, el Congreso aprobó la Ley 25.160, que financió el desarrollo del primer reactor modular nuclear argentino, el CAREM-25, una idea que hoy vuelve a estar en el centro del debate global.
Aunque el proyecto no alcanzó la escala esperada, sentó las bases para la nueva generación de reactores modulares pequeños (SMR), tecnología que actualmente impulsa a Estados Unidos, Canadá, China y el Reino Unido. Argentina cuenta con su propio diseño patentado, el ACR-300, y con una ventaja clave en la región: ingenieros nucleares, infraestructura industrial y una experiencia acumulada de más de medio siglo en energía atómica y médica.
Si el país logra conectar este potencial nuclear con su red de energías renovables e hidroeléctricas repotenciadas, podría ofrecer la energía firme que demandan los futuros centros de inteligencia artificial.
El nuevo “litio tecnológico” y el territorio que lo acompaña

Los modelos de inteligencia artificial funcionan gracias a centros de datos que consumen más electricidad que muchas ciudades juntas. En ese contexto, la energía estable se convierte en el recurso más valioso del siglo XXI.
Argentina podría estar ante su nuevo “litio tecnológico”: una oportunidad para generar miles de empleos calificados, atraer capital internacional y exportar tecnología en lugar de materias primas. El país cuenta con represas como Río Grande, Cerro Pelado o Yacyretá, con capacidad para alimentar zonas francas tecnológicas, y con un régimen atractivo para proyectos solares y eólicos en regiones como la Patagonia o el norte del país.
Tan importante como la energía es la infraestructura digital. Para competir en la nueva economía de datos, Argentina necesita fortalecer su red de fibra óptica y orientar las inversiones hacia los polos tecnológicos emergentes: Córdoba, Mendoza, San Luis, Patagonia y Tierra del Fuego.
El país ya cuenta con una red estatal, ARSAT, y con fondos fiduciarios destinados al desarrollo digital, pero la clave estará en planificar dónde expandir la conectividad para atraer centros de datos e infraestructura de IA. No se trata de construir kilómetros de cable, sino de diseñar una red que se convierta en motor económico y productivo.
Reactores modulares: una carrera global que Argentina puede ganar

La Nuclear Energy Agency reporta más de 120 proyectos de reactores modulares en desarrollo en el mundo. Los más avanzados —en Canadá, Estados Unidos, China y Reino Unido— cuentan con fuerte apoyo estatal. Argentina, con el ACR-300, puede ser el primer país latinoamericano en ofrecer esta tecnología, exportándola a mercados regionales donde aún no existe un proveedor local.
La combinación de energía limpia, conocimiento técnico y proximidad cultural le otorga una posición privilegiada para liderar el mercado de SMR en América Latina, especialmente en países que buscan reducir su dependencia energética.
Una nueva oportunidad para un viejo liderazgo
Durante décadas, Argentina fue pionera en energía nuclear experimental y médica. Hoy, ese legado puede fusionarse con la revolución digital que impulsa la inteligencia artificial. La alianza entre Estado, sector privado y ciencia será esencial para convertir esta oportunidad en desarrollo real.
Programas internacionales como el FIRST, impulsado por Estados Unidos, promueven la cooperación y la transferencia de tecnología nuclear modular, y podrían abrir las puertas a una nueva ola de inversiones en el país.
Con visión estratégica, energía firme y conectividad avanzada, Argentina podría convertirse en el nuevo eje energético y tecnológico del hemisferio sur, uniendo dos revoluciones que están moldeando el futuro: la energía limpia y la inteligencia artificial.
Por Romina Fabbretti. GIZMODO




