La virtualización con el internet, y ahora con el internet de las cosas (Tercera y Cuarta Revolución Industrial), ha presentado la posibilidad de extender aún más la vida de un sistema en cuidados intensivos como es el sistema capitalista.
Por: John Freddy Gómez y Camila Andrea Galindo. TeleSur
En las últimas décadas hemos experimentado la emergencia de relaciones mediadas por la virtualización de los procesos sociales y la construcción de nuevas formas de relacionamientos derivadas de la Tercera y Cuarta Revolución Industrial.
El antecedente de los procesos de virtualización data de los avances científico técnicos generados en el contexto de la Guerra Fría en la que el Departamento de Defensa de Estados Unidos desarrolló un mecanismo de comunicación que permitió la intercomunicación con sus agentes alrededor del mundo, y que, en las décadas de los años 60 y 70 del siglo XX, junto a varias universidades, se amplió a su uso civil, bajo el nombre de “ARPA net”.
El paso del desarrollo puramente militar a su impulso en la sociedad civil fue concebido en la década de los años 80 del siglo XX con la creación del internet, y más adelante popularizado y globalizado en la década de los años 90 del siglo XX y principios del siglo XXI a partir de su masificación.
El auge del espacio virtual a partir del internet permitió la aparente contracción del espacio y la reducción de los tiempos generando procesos de sociabilidad en ordenes globales determinados por una sociedad de consumo y profundamente individualizada.
Los avances científico técnicos, como el internet, no solo pueden ser vistos como un proceso de desarrollo de las fuerzas físicas y productivas de la sociedad, sino que también deben ser estudiados como la materialización de expresiones del sistema socioeconómico capitalista, en donde se niegan de tajo algunos avances y se posibilitan otros a partir de la posibilidad de su acumulación y concentración.
Es así como el internet debe ser entendido como un proceso permitido por el sistema; y, el cual, a su vez, incrementó el desarrollo del proceso de acumulación a niveles nunca antes vistos.
El internet ha posibilitado el desarrollo de la intercomunicación a nivel global, el alojamiento y acaparamiento de la información, la diversificación espacial de la producción, y la creación de nuevos espacios de acumulación a partir de la incidencia del segmento de los servicios, entre otras dinámicas.
Cada uno de estos espacios posibilitados y dinamizados han sido flanqueados por la dinámica de lucro individual y el despojo colectivo, en el cual se generan procesos de despojo de la vida humana en todas sus expresiones tanto en las fuerzas laborales como en el conocimiento común de la sociedad.
Pero si esto no fuera poco, la virtualización con el internet, y ahora con el internet de las cosas (Tercera y Cuarta Revolución Industrial), ha presentado la posibilidad de extender aún más la vida de un sistema en cuidados intensivos como es el sistema capitalista. La virtualización ahora, como lo fue la financiarización en las últimas cinco décadas, puede servir para la ampliación del sistema de acumulación y la supervivencia del sistema y sus relaciones de acumulación y desposesión.
La virtualización como un espacio desprovisto parcialmente de normas o leyes que determinen su uso junto con la hipersensibilización del individualismo y sus libertades negativas, ha posibilitado el fundamento perfecto para un sistema de características absolutistas.
Sistema absolutista basado en la supremacía del mercado sobre el conjunto de la sociedad y sus instituciones, donde el dueño del espacio virtual puede engendrar desde su imaginación utópica toda forma de explotación, manipulación y estigmatización, que se convierten instantáneamente para el resto de la población en procesos totalmente distópicos.
Los Mark Zuckerberg, Elon Musk, Jam Koum y Bill Gates, entre otros y en particular las grandes compañías con control de estas empresas y que tras bambalinas administran el sueño utópico de la realidad virtual como son BlackRock y Vanguard Group hacen del sueño del sistema capitalista y de sus agentes, una posibilidad alcanzable.
Estas compañías con agentes a las sombras posibilitan el desarrollo de estructuras donde el paso de las redes sociales que ya generan realidad en el mundo material, avanza hacia la construcción de un espacio de realidad virtual en el cual el consumo, el tiempo y el espacio se desvanece en la efímera virtualidad para permitir una acumulación infinita y una explotación en las mismas dimensiones.
Pero esta virtualización no solo es un espacio de acumulación económica sino que es un espacio de absolutismo sociopolítico en donde unos pocos toman las decisiones del conjunto de la sociedad y pasan por encima de sus vidas y dignidades.
Estos agentes, entre otros, toman decisiones sin ninguna responsabilidad o corresponsabilidad, establecen relatos que desestabilizan Estados y regiones sin ningún pudor, y mercantilizan y privan al ser humano de sus más reservados sueños, deseos e impulsos.
Este es el sueño utópico del capital y la realidad distópica que vivimos el conjunto de la sociedad, en donde la denominada posverdad genera relatos que son repetidos millones de veces a velocidades de milésimas de segundo.
De igual manera, las mayorías sociales son desequilibradas con la creación de bots manipulables al antojo de su creador; y, la posibilidad del despojo de tiempo de vida se extiende al infinito a partir de la esclavitud de un espacio sin tiempo y sin finitud que es proclive al incremento demencial del consumo y a la realización de una sociedad inmersa en una demencia colectiva.