Lifschitz: «Ahora viene lo más difícil». Rosario: El agua retrocede y vuelve a su cauce. Parece finalizar una semana trágica, llovió casi lo mismo que en seis meses. La ciudad estuvo en alerta roja y al borde del colapso si los arroyos Saladillo y Ludueña… Rosario: Ayer hubo menos lluvias y hasta salió el sol. Los inundados comenzaron a volver a sus viviendas
El agua retrocede y vuelve a su cauce. Rosario parece llegar al final de una semana trágica en la que llovió casi lo mismo que en medio año. La ciudad estuvo en alerta roja y vastas zonas al borde del colapso total si los arroyos Saladillo y Ludueña hubiesen rebasado. Los inundados comienzan a regresar a sus viviendas pero su angustia no para y no desaparecerá ante la certeza de que este tipo de fenómenos climáticos se repetirán. Es más, ya se sabe que tenderán ocurrir cada vez con mayor frecuencia, tanto que las autoridades deben imponerse repensar las obras necesarias para que la segunda ciudad del país deje de sufrir.
Las dudas sobre si los trabajos hechos y pendientes realmente funcionarán ante la recurrencia de los temporales ponen en jaque a los responsables de las áreas de hidráulica. Sin embargo, no debe soslayarse que ni siquiera las tareas de infraestructura básicas fueron concluidas.
La licitación en marcha para llevar a cabo la canalización de un tramo del arroyo Ludueña (entre avenida Jorge Newbery y ruta 9) contempla la realización de puentes sobre los canales Ibarlucea y Salvat. Pero, en rigor, resta completar su tramo más importante, que está únicamente en proyecto: la excavación y apuntalamiento que eviten los desbordes. Sólo así podrían evitarse más anegamientos. No obstante, para ello primero se deben trasladar 120 familias asentadas sobre el cauce del Ibarlucea.
Reubicación
Ya existe un proyecto de reubicación en la llamada Zona Cero en terrenos cercanos a la autopista a Santa Fe donde se prevé construir 1.500 unidades habitacionales aunque saltó a la luzrecientemente una disputa para la realización de cloacas desagües pluviales y provisión de agua potable
La polémica por la demorada licitación del proyecto hídrico volvió a enfrentar al Palacio de los Leones con la Casa Gris.
Mientras el intendente Miguel Lifschitz afirmó que «no se hubieran producido evacuaciones si la canalización hubiera estado lista», el ministro santafesino de Asuntos Hídricos, Alberto Joaquín, respondió: «Muchos inundados eran de barrios donde abunda la basura y faltan desagües pluviales».
Luego, la vicegobernadora María Eugenia Bielsa aclaró que la responsabilidad del traslado de las familias «le compete a la Municipalidad».
Por el momento, la segunda etapa de canalización del Ludueña estará a cargo de la Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada por las firmas Obring, Milicic y Edeca. Su ejecución contempla tres grandes módulos: la embocadura de hormigón entre los aliviadores Olivé y Juan B. Justo, la canalización entre Jorge Newbery y la ruta 9, y la construcción de puentes sobre los canales Salvat e Ibarlucea.
En forma complementaria, se debería dragar la descarga del Ludueña en el Paraná, a la altura del Portal Rosario Shopping. La obra, a cargo del Ministerio de Asuntos Hídricos, tiene un presupuesto de 28 millones de pesos y un plazo de ejecución de 24 meses. Se estima que en unos 30 días comenzarán las tareas.
Los pliegos no contemplan el saneamiento del Ibarlucea y del Salvat. Es decir, la excavación y defensas que impidan los anegamientos ante una tormenta de mucha magnitud. «Decidí no seguir esperando la resolución del traslado de las familias y licité la primera parte de las obras», confesó Joaquín a La Capital, sabedor de que que sólo eso no es suficiente.
Todavía se debe firmar un convenio entre la provincia y el municipio para la relocalización de 120 grupos familiares asentados irregularmente sobre el cauce entre Baigorria y la ruta 34.
La responsabilidad de esta mudanza corresponde al Servicio Público de la Vivienda (SPV) municipal y las casas se construirían a través del Programa Federal de Vivienda, pero el municipio le exige a la provincia las tareas de infraestructura. Es decir el montaje de redes de cloacas y desagües.
Otro tema pendiente son las obras de canalización del tercer tramo del Ludueña (entre la ruta 9 y la autopista a Córdoba). El fideicomiso a cargo del Parque Habitacional Ludueña le propuso al municipio hacer el plan hídrico, pero se encuentra stand by. Se trata del último segmento antes de la presa de retención, ejecutado entre 1993 y 1995.
La ambiciosa iniciativa inmobiliaria de inversiones privadas fue aprobada por el Concejo Municipal y pretende poblar unas 200 hectáreas.
La inversión supera los 60 millones de pesos en tierras y obras públicas y privadas: no sólo la canalización, sino la construcción de una subestación eléctrica, el tendido de gas y de agua, con las cloacas correspondientes para la nueva urbanización de alto nivel.
Ayer hubo menos lluvias y hasta salió el sol. Los inundados comenzaron a volver a sus viviendas
El agua retrocede y vuelve a su cauce. Rosario parece llegar al final de una semana trágica en la que llovió casi lo mismo que en medio año. La ciudad estuvo en alerta roja y vastas zonas al borde del colapso total si los arroyos Saladillo y Ludueña hubiesen rebasado. Los inundados comienzan a regresar a sus viviendas pero su angustia no para y no desaparecerá ante la certeza de que este tipo de fenómenos climáticos se repetirán. Es más, ya se sabe que tenderán ocurrir cada vez con mayor frecuencia, tanto que las autoridades deben imponerse repensar las obras necesarias para que la segunda ciudad del país deje de sufrir.
Las dudas sobre si los trabajos hechos y pendientes realmente funcionarán ante la recurrencia de los temporales ponen en jaque a los responsables de las áreas de hidráulica. Sin embargo, no debe soslayarse que ni siquiera las tareas de infraestructura básicas fueron concluidas.
La licitación en marcha para llevar a cabo la canalización de un tramo del arroyo Ludueña (entre avenida Jorge Newbery y ruta 9) contempla la realización de puentes sobre los canales Ibarlucea y Salvat. Pero, en rigor, resta completar su tramo más importante, que está únicamente en proyecto: la excavación y apuntalamiento que eviten los desbordes. Sólo así podrían evitarse más anegamientos. No obstante, para ello primero se deben trasladar 120 familias asentadas sobre el cauce del Ibarlucea.
Reubicación
Ya existe un proyecto de reubicación en la llamada Zona Cero en terrenos cercanos a la autopista a Santa Fe donde se prevé construir 1.500 unidades habitacionales aunque saltó a la luzrecientemente una disputa para la realización de cloacas desagües pluviales y provisión de agua potable
La polémica por la demorada licitación del proyecto hídrico volvió a enfrentar al Palacio de los Leones con la Casa Gris.
Mientras el intendente Miguel Lifschitz afirmó que «no se hubieran producido evacuaciones si la canalización hubiera estado lista», el ministro santafesino de Asuntos Hídricos, Alberto Joaquín, respondió: «Muchos inundados eran de barrios donde abunda la basura y faltan desagües pluviales».
Luego, la vicegobernadora María Eugenia Bielsa aclaró que la responsabilidad del traslado de las familias «le compete a la Municipalidad».
Por el momento, la segunda etapa de canalización del Ludueña estará a cargo de la Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada por las firmas Obring, Milicic y Edeca. Su ejecución contempla tres grandes módulos: la embocadura de hormigón entre los aliviadores Olivé y Juan B. Justo, la canalización entre Jorge Newbery y la ruta 9, y la construcción de puentes sobre los canales Salvat e Ibarlucea.
En forma complementaria, se debería dragar la descarga del Ludueña en el Paraná, a la altura del Portal Rosario Shopping. La obra, a cargo del Ministerio de Asuntos Hídricos, tiene un presupuesto de 28 millones de pesos y un plazo de ejecución de 24 meses. Se estima que en unos 30 días comenzarán las tareas.
Los pliegos no contemplan el saneamiento del Ibarlucea y del Salvat. Es decir, la excavación y defensas que impidan los anegamientos ante una tormenta de mucha magnitud. «Decidí no seguir esperando la resolución del traslado de las familias y licité la primera parte de las obras», confesó Joaquín a La Capital, sabedor de que que sólo eso no es suficiente.
Todavía se debe firmar un convenio entre la provincia y el municipio para la relocalización de 120 grupos familiares asentados irregularmente sobre el cauce entre Baigorria y la ruta 34.
La responsabilidad de esta mudanza corresponde al Servicio Público de la Vivienda (SPV) municipal y las casas se construirían a través del Programa Federal de Vivienda, pero el municipio le exige a la provincia las tareas de infraestructura. Es decir el montaje de redes de cloacas y desagües.
Otro tema pendiente son las obras de canalización del tercer tramo del Ludueña (entre la ruta 9 y la autopista a Córdoba). El fideicomiso a cargo del Parque Habitacional Ludueña le propuso al municipio hacer el plan hídrico, pero se encuentra stand by. Se trata del último segmento antes de la presa de retención, ejecutado entre 1993 y 1995.
La ambiciosa iniciativa inmobiliaria de inversiones privadas fue aprobada por el Concejo Municipal y pretende poblar unas 200 hectáreas.
La inversión supera los 60 millones de pesos en tierras y obras públicas y privadas: no sólo la canalización, sino la construcción de una subestación eléctrica, el tendido de gas y de agua, con las cloacas correspondientes para la nueva urbanización de alto nivel.
Lifschitz: «Ahora viene lo más difícil»
Para el intendente Lifschitz habrá que acompañar el regreso de los inundados a sus casas
«Ahora viene la etapa más difícil porque habrá que acompañar el regreso a casa de las familias. Tenemos cerca de 3800 personas evacuadas, pero son muchos más los núcleos familiares afectados», aseguró ayer el intendente Miguel Lifschitz, quien ya adelantó algunos de los trabajos pendientes una vez que bajen las aguas, entre los que se cuenta «reparar el pavimento».
Aunque aún no olvidaba «el susto de ayer (por el viernes) cuando venía creciendo el Ludueña», el intendente consideró ayer que «las cosas están un poco mejor», y agregó: «El agua empezó a estabilizarse. El panorama es más optimista y en la medida en que no llueva la gente podría volver a sus hogares».
También se defendió de quienes dicen que los gobiernos municipales no hicieron nada para evitar la inundación y afirmó que «la ciudad viene trabajando hace 15 años para tener infraestructura que evite las consecuencias de lluvia e inundaciones provocadas por arroyos y río». Y reconoció que el problema de fondo es la pobreza. «Los asentamientos se ubican, con cierta lógica, en lugares que son cuencas de desagüe y eso termina siendo una causa de anegamientos e inundaciones», sostuvo.
fuente: La Capital