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Un huracán producen vientos con velocidades superiores a los 200 km/hora y con ráfagas de hasta 400 km/hora, trayendo consigo fuertes lluvias. ¿Cómo sería uno de categoría 5?
Caracterizados por su famoso «ojo», un espiral de hasta 25 kilómetros de diámetro alojado en el centro y rodeado por una potente pared de nubes, los huracanes pueden arrasar con ciudades enteras y generar desastres catastróficos.
Inundaciones, árboles arrancados de raíz, destrucciones completas de edificios y tejados de los techos, son solo algunos de los daños que un huracán puede ocasionar, dejando a su paso una gran cantidad de personas enfermas, inmensas pérdidas económicas y muchos fallecimientos.
No obstante, la famosa escala «Saffir-Simpson», creada por el director del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos (Herbert Saffir), es la herramienta con la que se mide a los huracanes, dividiendo a estas catástrofes naturales en 5 categorías que varían de acuerdo a la velocidad de los vientos, potencia de las precipitaciones y nivel de daño.
Un huracán de categoría 5 tiene que tener vientos con velocidades que superen los 251 kilómetros por hora.
Las personas, el ganado y las mascotas corren un riesgo muy alto de sufrir lesiones o la muerte a causa de los escombros que vuelan o caen, incluso si se encuentran en el interior de casas, según explicó el Centro de Huracanes de Estados Unidos en su website oficial.
Entre los daños que generan producirán una destrucción casi completa de todas las casas prefabricadas, independientemente de su antigüedad o construcción.
Un alto porcentaje de las casas de madera serán destruidas, con la falla total del techo y el colapso de las paredes. Se producirán daños extensos en las cubiertas del techo, las ventanas y las puertas.
Grandes cantidades de escombros arrastrados por el viento serán lanzados al aire. Los escombros transportados por el viento dañarán casi todas las ventanas sin protección y muchas ventanas protegidas.
Se producirán daños significativos en los edificios comerciales con techo de madera debido a la pérdida del revestimiento del techo. Puede ocurrir el colapso total de muchos edificios de metal más antiguos. La mayoría de los muros de mampostería no reforzados fallarán, lo que puede provocar el derrumbe de los edificios.
Se destruirá un alto porcentaje de edificios industriales y edificios de apartamentos de poca altura. Casi todas las ventanas de los edificios de gran altura volarán, lo que provocará la caída de vidrios, lo que representará una amenaza durante días o semanas después de la tormenta.
Casi toda la señalización comercial, cercas y marquesinas serán destruidas. Casi todos los árboles serán quebrados o arrancados de raíz y los postes de energía derribados. Los árboles caídos y los postes de electricidad aislarán las áreas residenciales. Los cortes de energía durarán semanas o posiblemente meses.
La mayor parte del área afectada por un huracán de cateogría 5 quedará inhabitable durante semanas o meses.
El huracán Andrew (1992) es un ejemplo de un huracán que trajo vientos e impactos de categoría 5 a las partes costeras de Cutler Ridge, Florida, con condiciones de categoría 4 experimentadas en otras partes del sur del condado de Miami-Dade.
Con información de: https://conocedores.com/
Fuente: NuestroClima.com