Sostiene que, tras el inicio de la operación militar rusa, han comenzado los procesos de liberación del planeta del «yugo occidental, que ha reprimido a países y civilizaciones y les ha impuesto condiciones de cooperación desiguales».
El conflicto ucraniano no solo consiste en la ruptura del viejo mundo de «la hegemonía liderada por EE.UU.«, sino también en la creación de un mundo nuevo y más justo en el que Occidente «pierda la oportunidad de saquear al resto del planeta», asegura Serguéi Karagánov, presidente del Presídium del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa.
Imposibilidad de construir una paz justa con Occidente o una guerra que era inevitable
Refiriéndose a su discurso en la sesión plenaria del Foro Internacional de Discusiones Valdái titulado ‘El mundo que se derrumba: lecciones para el futuro de la crisis político-militar del 2022’, Karagánov afirmó que en realidad esta crisis comenzó a mediados de la década de 1990, cuando Occidente se negó a cooperar en igualdad con la Rusia postsoviética, y en su lugar creó «un nuevo sistema de dominación basado en las llamadas ‘reglas'», que más tarde se convirtió en el «imperialismo liberal global». «Desde 1996-1997 he declarado que un mundo basado en la expansión de la OTAN y la dominación occidental llevaría a la guerra«, señala.
De acuerdo con el experto, «la hegemonía liderada por EE.UU. comenzó a desmoronarse en 1999, cuando el bloque, cegado por la impunidad, traspasó las fronteras de Yugoslavia», lo que posteriormente continuó cuando «eufórico» invadió Afganistán e Irak. Sin embargo, estas invasiones resultaron un fracaso, «devaluando su superioridad militar y su liderazgo moral de entonces».
Karagánov explica que esto ha provocado dos procesos importantes:
- Después de Yugoslavia, Afganistán, Irak y la retirada de Washington del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM), Rusia se convenció de que era «imposible construir una paz justa y duradera con Occidente y comenzó a restablecer su poderío militar»
- Occidente cometió un error muy sorprendente: no solo no prestó atención al ascenso de China, sino que a partir de la década del 2000 «empezó a frenar simultáneamente a Pekín y a Moscú, uniéndolos en un bloque político-militar conjunto que combinaba sus intereses fundamentales»
A pesar de que entre los años 2008 y 2013 los países occidentales tuvieron una oportunidad para acordar con Rusia y China los términos de un nuevo mundo, no la aprovecharon, por lo que desde el 2014, cuando se produjo el golpe de Estado en Ucrania, el «bloque liderado por EE.UU. ha intensificado su política activa de contención» de ambos países. «Occidente perdiendo sus posiciones militares, políticas y morales […] comenzó un contraataque histérico. La guerra era inevitable, la cuestión era dónde y cuándo», declara Karagánov, señalando que Rusia, por su parte, había decidido «dar el primer golpe».
Objetivos de la operación militar rusa
En su opinión, la operación militar rusa en Ucrania tiene varios objetivos:
- Impedir que Occidente cree «una cabeza de puente militar» cerca de las fronteras de Rusia, que estaba formándose rápidamente
- Preparar al país para las consecuencias de la presión occidental a largo plazo causadas por el conflicto y transformaciones rápidas
- Purgar a la élite del país de «los elementos prooccidentales»
- Luchar por la liberación del planeta del «yugo occidental de 500 años, que ha reprimido a países y civilizaciones y les ha impuesto condiciones de cooperación desiguales», primero «saqueándolos, a través del colonialismo, luego del neocolonialismo, y más tarde a través del imperialismo globalista»
Karagánov asegura que el conflicto ucraniano no consiste solo en la ruptura del viejo mundo, sino también en la creación de «un mundo nuevo, más libre, más justo, más pluralista política y culturalmente». «El significado global de la lucha en Ucrania es la devolución de la libertad, la dignidad y la autonomía a los [países] no occidentales (y proponemos llamarlos por otro término: ‘la Mayoría Global‘, que antes fue reprimida, saqueada y humillada culturalmente). Y, por supuesto, una distribución justa de la riqueza mundial», subraya.
Transición inevitable a un nuevo mundo
«El viejo sistema de instituciones y regímenes ya se ha derrumbado», dice, refiriéndose a la libertad de comercio y al respeto a la propiedad privada.
El experto afirma que, en lugar de instituciones como la OMC, el FMI, la OSCE y la UE, ya están empezando a surgir nuevos organismos «a los que pertenece el futuro«, como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) o la Organización de la Unidad Africana. Sin embargo, sostiene que «no todas las nuevas instituciones sobrevivirán, especialmente en el sistema de la ONU, que necesita urgentemente una reforma para representar principalmente a la Mayoría Global en la Secretaría, en lugar de a Occidente».
Al mismo tiempo, Karagánov opina que el mundo vive «un período peligroso» y está al borde de la III Guerra Mundial. Sin embargo, si Rusia gana y la situación no se convierte en un conflicto nuclear, la comunidad internacional «no debería considerar las próximas décadas como una época de peligroso caos». «Lo principal es evitar que un Occidente perdedor detenga la historia o la arruine mediante una guerra mundial«, sostiene.
Concluye que no solo los países de la Mayoría Global, sino también los países occidentales «pueden vivir muy felices en este mundo»: «Occidente simplemente perderá la oportunidad de saquear al resto del planeta y tendrá que encogerse un poco. Tendrá que vivir dentro de sus medios«.
RT