A diferencia de Europa, en Argentina el matrimonio llegó primero como sacramento religioso y luego se transformó en institución civil, lo que explica las prevenciones de no pocos parlamentarios católicos a la hora de tratar la reforma que permitiría el casamiento homosexual.
Cuando en 1887 el gobierno de Julio A. Roca impulsó la ley de matrimonio civil, la Iglesia Católica dijo que lo que proponía esa ley "no es un matrimonio" sino un "pernicioso concubinato" que significaría "la destrucción de la familia" y la catalogó de "obra maestra de la sabiduría satánica".
Por el contrario, el matrimonio civil vino a proteger la constitución de muchas familias obligadas al concubinato, ya que por aquellos tiempos quien no profesara la fe católica no podía casarse.
El antecedente estalló en 1884, cuando se ventiló judicialmente el caso de Juan Felipe Morhinweg y Luisa Ochler, alemanes y protestantes, quienes reclamaron la autorización para casarse ante la ley ya que sus convicciones religiosas les impedían hacerlo ante un cura.
El caso prosperó ante la Justicia y sólo pudieron casarse cuando el Congreso sancionó la ley de matrimonio civil, que ahora se intenta reformar para dar cabida al matrimonio entre personas de igual sexo.
Cinco
La primera boda gay en Argentina fue el 28 de diciembre de 2009 en Ushuaia, entre Alex Freyre y José María Di Bello. Le siguieron otras cuatro en Buenos Aires. El 3 de marzo se casaron Damián Bernath y Jorge Salazar; el 9 de abril, Norma Castillo y Ramona Arévalo; el 15 de abril, Carlos Alvarez y Martín Carnevaro y el 30 de abril Alejandro Luna y el francés Gilles Grall.