Arturo Montecinos, del barrio neuquino de Alto Godoy, fue protagonista de una rara historia. El hombre de 43 años desapareció el jueves 2 tras discutir con su esposa. Se fue unos días. Fue confundido con un muerto, reconocido, velado y enterrado. Pero reapareció y…
Arturo Montecinos, un vecino del barrio neuquino de Alto Godoy, fue el protagonista de una historia que todavía no concluyó.
El hombre de 43 años había desaparecido el pasado jueves 2 cuando, tras mantener una discusión con su esposa, decidió no regresar de su taller al hogar y se fue con unos amigos a tomar unas copas. Así, dejó abandonado su auto con su celular en la guantera en una calle.
Con el correr de las horas, su mujer y su hija se cansaron de llamarlo. Tras hallar el auto de Arturo vacío, el viernes 3 por la noche decidieron radicar una denuncia por averiguación de paradero a la policía.
Mientras se realizaban las investigaciones de rutina, la policía rionegrina encontró el domingo 5, en la ciudad de Cipolletti, un cadáver. El cuerpo yacía en el canal de la avenida de Circunvalación a la altura de Marabunta, y por las características físicas irradiadas por la policía neuquina dieron aviso a la comisaría que buscaba a Arturo.
El Juzgado de Instrucción Nº-2 de Cipolletti citó a la familia y el lunes 6 se realizó el reconocimiento del muerto en el Cuerpo Médico Forense de General Roca (Río Negro).
Tanto la mujer como la hija identificaron al hombre como Arturo Montecinos por una cicatriz en el antebrazo derecho y por otra en la zona abdominal derecha, secuela de una cirugía, según explicaron fuentes policiales. Otros elementos que tomaron para el reconocimiento fue el pelo canoso y la ausencia de piezas dentarias.
Concluido el trámite judicial se extendió el certificado de defunción y se entregó el cuerpo a los familiares. El velatorio se realizó en una sala céntrica de Neuquén y el entierro se concretó en un cementerio privado.
La familia se retiró al hogar para hacer su propio duelo después de tanta desventura. Pero en los primeros minutos del miércoles último Arturo llamó a la puerta. La hija lo abrazó con alegría y asombro mientras que la mujer cayó desmayada al piso y tuvo que ser trasladada al hospital Heller en estado de shock.
El martes último se había publicado una necrológica en el diario La Mañana de Neuquén. Se indicaba que Arturo “fue sepultado a las 17 en la necrópolis Jardín del Recuerdo. Falleció en Cipolletti el 5 de diciembre de 2010 a la edad de 43 años”.
El protagonista de tamaña historia no se mostró en un principio sorprendido, ni tampoco disgustado hasta que entendió lo que había sucedido.
“Salieron a los gritos”. “Venía caminando por el barrio de noche y unos pibes salieron por atrás y cuando me vieron y salieron a los gritos”, dijo Arturo al recordar detalles de su regreso a su hogar. También hubo un vecino que lo tocaba porque lo creía un fantasma. “Cuando salió mi señora y me vio, se desvaneció. Yo no entendía nada. A los pocos minutos todo el barrio estaba en la puerta de casa y me miraban, no creían que estuviese vivo”, confió.
“Todavía no puedo creer que me hayan velado y hasta me da vergüenza salir a la calle. Estoy asustado porque no entiendo cómo me puede haber pasado esto”, dijo.
En la sede policial explicó que tenía ganas de estar solo con sus amigos y que después de haber estado dando vueltas por el barrio neuquino de Confluencia, se hizo una casilla a la vera del río Limay, donde estuvo un par de días hasta que decidió volver a su casa.
“Estaba muy «rayado» así que empecé a caminar y estuve tirado por el río”, recordó el hombre, quien no quiso otros detalles sobre las (por ahora) tan extrañas circunstancias que vivió.
Arturo dijo que “en esta especie de nueva vida que tengo quiero casarme con mi pareja, con quien convivimos desde hace 25 años”.
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