Por Alejandro Gómez
Con su típica cordialidad y humildad, el piloto de Capitán Bermúdez, Mauricio Chiaverano, explicó cómo se sintió en su primer año en el automovilismo nacional, al que se sumo con un Alfa Romeo en la categoría Top Race Junior.
¿Cómo te sentiste en tu primer año en el automovilismo nacional?
Muy bien. Me costó un poco adaptarme al auto, ya que me sume a la categoría con el calendario iniciado y no estuve en algunas fechas, eso sumado a la imposibilidad de realizar pruebas entre carreras, influyó para no conocer en profundidad el funcionamiento del auto. En la categoría me sentí muy cómodo, pude conocer autódromos y con el resto de los pilotos hay muy buena onda, al igual que con los organizadores. Es una divisional muy competitiva y somos todos jóvenes pilotos que queremos crecer profesionalmente y eso hace ardua cada competencia, pero a su vez sirve para ofrecer buenos espectáculos a los espectadores.
¿En qué aspecto consideras que te sirvió la experiencia en el plano zonal, para sumarte a una categoría del ámbito nacional?
La última categoría zonal que integré fue el TC 4000 Santafesino, y las similitudes pasan por el tamaño similar del auto, y la tracción trasera. Salvando las diferencias lógicas de potencia y rendimiento, creo que me sirvió haber corrido varios años seguidos, para un piloto siempre es bueno estar en ritmo de manera continua.
¿Qué consideras que has aprendido o qué experiencias has asimilado en Top Race Junior?
Por un lado la manera de trabajar, antes con mi grupo de colaboradores acostumbrábamos a realizar todas las tareas para poner el auto en pista, ahora integramos un equipo que tiene su grupo de mecánicos, que trabajan a pleno para que el auto brinde todo su potencial en cada fecha. Por el otro, pude conocer un auto acorde al automovilismo nacional y diversos autódromos.
¿Con respecto a las expectativas que tenías cuando te sumaste a la categoría, consideras que has alcanzado los objetivos?
Considero que sí. Las expectativas estaban centradas en adaptarme al auto y a la categoría. También conocimos algunos autódromos. Toda la experiencia asimilada será importante en la próxima temporada, en la que los objetivos serán competir en todas las fechas, y estar siempre entre los primeros diez. Al finalizar el año 2010, espero estar otra vez satisfecho por los objetivos logrados.
Dejando por un momento el aspecto competitivo. ¿En qué manera influye el apoyo de la familia y las amistades?
Creo que para todo deportista, en cualquier disciplina, es fundamental el apoyo incondicional de la familia y el de los amigos. Son ellos los que me acompañan y brindan afecto en cada uno de los fines de semana de competencia. A veces los resultados no son los esperados y ellos siempre tienen una palabra de aliento o simplemente una sonrisa alentadora para levantar el ánimo. A su vez, cuando los resultados llegan, es lindo compartir la satisfacción junto a ellos.
Imagino que el apoyo de los auspiciantes también es fundamental…
Si por supuesto. Desde que llegué al TC 4000 Santafesino, mi principal auspiciante es la Cooperativa de Trabajos Portuarios Limitada de Puerto General San Martín. Cuando definí sumarme al Top Race Junior, seguí contando con el apoyo de dicha organización, y por sobre todo con la confianza de su presidente, Herme Juárez. A ellos y al resto de los auspiciantes quiero agradecerles profundamente por el apoyo recibido en el transcurso del año. Todos hicieron un esfuerzo por ayudarme, debido al contexto turbulento en cuanto a lo económico y eso es muy importante para mí y para el resto del equipo.
¿En definitiva cuál es el balance de la temporada 2009?
Considero que es bueno, es positivo, fue un buen año. Junto a mi grupo más cercano de colaboradores nos planteamos correr en una categoría nacional y lo conseguimos. Una vez dentro de la divisional cumplimos lo que teníamos proyectado. Fue importante haber terminado el calendario deportivo sumando una nueva bandera a cuadros, si bien el rendimiento del auto no fue el esperado, siempre es bueno terminar las carreras, sobre todo en nuestro primer año, en el que la premisa fue girar la mayor cantidad de vueltas posibles en cada fin de semana, para ganar experiencia.