Cuando usted se encuentre transitando las calles de las colectividades, si observa camisas blancas, pañuelos colorados y boinas coloradas, es que se encuentra en el Centro Navarro. Deporte y música en cultura. Paella, rabas y bocatta en gastronomía.
Cuando usted se encuentre transitando las calles de las colectividades, si observa camisas blancas, pañuelos colorados y boinas coloradas, es que se encuentra en el Centro Navarro.
Música de viento, de sonidos muy particulares, acompañado de percusión y muchos jóvenes que llevan las prendas típicas de Navarra dan vueltas por todo el predio que comprende el stand.
Fernando Latasa es quien preside la colectividad hace menos de un año, sin embargo “participo desde que nací en la colectividad”. Nos sentamos en un tablón y comienzo a preguntar. El Presidente me cuenta que el Centro Navarro tiene mucha vida social sostenida por los socios. “Tenemos salones, salas de juego… hay peñas todas las semanas… la Jarana es una peña también y contamos además con un predio en Funes con un salón muy lindo, con vestuarios y un frontón de pelota vasca donde se jugó hace menos de un mes el Campeonato Mundial de Pelota sub – 22, un evento muy importante al que concurrieron diez países y contamos con la presencia del Presidente de Navarra. Este predio permitió que la vida social no decayera porque se utiliza mucho en el verano”.
Fernando Latasa y las nuevas generaciones descendientes de navarros
Latasa define a los navarros como empecinados y tradicionalistas y en el plano personal comparte que tuvo la suerte de vivir con su abuelo materno. “Uno mama la boina, el vino en bota, el ajo, los pimientos” y dice que tomar en bota no es difícil que te manchás un par de veces y después aprendés. A su abuelo lo trae en las palabras contándome un pedacito de su historia… “se escapó por la milicia, le jugaron una mala pasada en el pueblo donde vivía porque le tocaba hacerla al hijo del intendente y como éste no la iba a hacer lo quisieron mandar a él… y eran dos años en África, entonces se vino para acá… nunca quiso hablar demasiado de eso y nunca quiso volver”.
Hacemos algunas fotos con los más pequeños de la colectividad, aquellos que aseguran la continuidad en el futuro de las tradiciones navarras en Rosario y me dirijo a la parte cultural del stand. Allí se encuentran Alejandra Goya y María Eugenia Ibáñez, quienes me desasnan sobre cuestiones culturales navarras. “Este año elegimos dos temáticas, un deporte, que es la pelota vasca y que se hizo el mundial hace poquito, en octubre y elegimos la música, decidimos mostrar sobre Sarasate, que fue un violinista famoso de la época romántica”, comenta Alejandra.
Sobre lo que significa ser descendientes de navarros en Rosario, María Eugenia manifiesta “por un lado tenés el compromiso de conocer lo que es parte de tu historia y por otro lado hay responsabilidad de perpetuar, de transmitir todos esos valores… A mí me tocó vivirla desde muy chica, desde el núcleo familiar, el centro era una extensión”.
María Eugenia Ibañez y Alejandra Goya en el stand de cultura navarra
Por su parte, Alejandra me cuenta algunas cosas que están haciendo en el Centro en materia de música. En este punto apelo completamente a su imaginación señor/a lector/a porque ella me estuvo mostrando algunos instrumentos típicos así que si no puedo insertar imágenes sabrá comprender. Entonces tenemos el txistu que es una flauta de tres agujeros y tiene un sonido agudo… su prima hermana es la txirula, que es más cortito que el txistu y tiene un sonido más agudo aún, “se puede acompañar con acordeón y pandereta y se puede incluir en una orquesta”, según afirma Alejandra. Y pata terminar con la familia de los aerófonos está la gaita Navarra que es una gaita sin fuelle y no tiene el sonido doble que habitualmente caracteriza a la gaita gallega que cuando suena se escucha como un bajo de fondo. En cuanto a la familia de los membranófonos, tenemos el atabal que es una especie de redoblante pero con un sonido más seco, es decir que no redobla tanto.
Luego de la demostración de pericia musical, Alejandra me cuenta que ella forma parte de una fanfarre que pertenece al Centro Navarro y que está integrada de 16 instrumentos. “Nos juntamos una vez por semana a ensayar desde hace cuatro o cinco años y recién ahora estamos tocando bien… tené en cuenta que somos todos músicos aficionados… tocamos en las fiestas y para otras colectividades que nos invitan. La fanfarre se llama Manuel Turrillas, quien fue un músico famoso que escribió gran parte del repertorio de la música que se toca en peñas. Nosotros además de tocar música Navarra tocamos canciones argentinas como la Cumparsita”
La saludo a Alejandra, y María Eugenia me hace el favor de acompañarme hasta la cocina para que pueda hablar con alguien. Y allí estaba Dora de Montoya, yendo y viniendo de aquí hacia allá, indicando, asistiendo… se hace unos minutos y me atiende… “tenemos paella, rabas, empanadas de atún y bocattas que se hacen con pan tipo casero, jamón crudo y pimientos fritos… ah y tortillas española también…” Le pregunto por qué la comida española es tan condimentada, “no sé, pero los italianos también y viste que comés el ajo y te lavás los dientes tres o cuatro veces y después de siete horas podés acercarte a alguien”, comenta Dora mientras nos reímos los dos. Al momento de la foto Dora me dice que no quiere salir sola ni en primer plano porque ella no es fashion.
Mario revuelve la paella en la parte gastronómica del stand de Navarra
Por Juan Matías Lobos
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