Acto en Villa Guillermina con la presencia del gobernador Omar Perotti y, virtual, de Felipe Pigna. En Rosario, la cita es en Sala Lavardén con Enrique Llopis y Néstor Zapata
Explotación obrera, estafa al fisco, persecución de sindicalistas y activistas, 400 kilómetros de vías férreas, monopolio de la producción y ganancias exorbitantes ante la muerte agónica de miles de quebrachos colorados. Esa era la foto del norte santafesino, sur de Chaco y noroeste de Santiago del Estero a fines del siglo XIX y principios del XX en posesión de La Forestal, la compañía inglesa y primera productora de tanino en el mundo que llegó a tener más de 2 millones de hectáreas en el país. El estallido obrero no se hizo esperar, pero la sangrienta represión tampoco.
El 29 de enero de 1921 se produjo una masacre en la que asesinaron a varias centenas de obreros que se habían declarado en huelga en los lugares de trabajo. En memoria de esa lucha y esa historia que dejó un saldo de 90 por ciento de bosque talado, se programó un acto el viernes 29, a las 10, en el Complejo histórico-cultural de Villa Guillermina (noroeste de Santa Fe), con la presencia del gobernador Omar Perotti, el historiador Felipe Pigna (de manera virtual), y vecinos e historiadores de la localidad anfitriona además de otros de La Gallareta, Tartagal y Villa Ana. Se prevé inaugurar un monumento al primer secretario del sindicato del tanino, Teófilo Lafuente.
En Villa Guillermina existen aún las ruinas de la fábrica y el año pasado se inauguró un mural a su ingreso con una foto aportada por el nieto de un huelguista. Por eso es epicentro de la memoria. En el acto, al que asistirá el ministro de Cultura provincial, Jorge Llonch, se firmará además el comodato para la creación del Parque de la Memoria y la Identidad de los Pueblos Forestales (la actividad se puede seguir, desde las 10 del viernes, en Youtube y en el canal de la provincia de Santa Fe, 5RTV).
El mismo día también habrá un recordatorio en Rosario. Será a las 11.30 en la sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza), con la participación de quienes en la década del 80 evocaron la historia de La Forestal a través de una crónica cantada por Enrique Llopis y dirigida por Néstor Zapata.
Pero no todo terminará este viernes. El centenario marca el puntapié del Encuentro por la memoria, identidad y reivindicación de los pueblos forestales que se prolongará a lo largo de todo el año en diferentes mesas virtuales en las que participarán distintas personalidades del ámbito cultural, político-económico y gremial. La idea no es sólo quedarse en la historia sino problematizar los modelos de desarrollo empresarial y su relación con el ambiente y la ecología.
A puro quebracho
En 1956, durante el gobierno del ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu se declaró al quebracho colorado (Schinopsis balansae), que tarda décadas en poder explotarse, como » árbol forestal nacional». En el decreto se citan varios considerandos pero como era de esperar nada se dice de la explotación obrera ni de la masacre ocurrida hace una centuria.
¿Qué no se dijo allí? Que hubo una reacción de los trabajadores a una explotación inhumana que arrastraba huelgas organizadas por sindicatos de la Federación Obrera Regional Argentina (Fora). Estos sindicatos exigían mejoras de las condiciones de trabajo para varones y mujeres (si bien eran minoría, trabajaban como hacheras, telefonistas, costureras y hasta como prostitutas). Pedían las ocho horas y también mejoras salariales a instancias del gobierno radical de Hipólito Irigoyen con quien se había firmado un convenio colectivo. Pero la empresa, que contaba con ferrocarriles, puertos, moneda y policía propia, maestros, hospitales, jueces de paz y además pagaba los salarios con pagarés que habilitaban a abastecerse sólo en los almacenes de la firma, incumplió.
El rompimiento del acuerdo desató la revuelta y huelga general del 29 de enero y la represión de unos 400 trabajadores que intentaron tomar las fábricas de Villa Ana y Villa Guillermina. Muchos trataron de esconderse en el monte con sus familias y fueron «cazados» por la Gendarmería Volante y la Legión Patriótica.
Torturas, quemas de viviendas y desarticulación del Sindicato del Tanino mediante, La Forestal reabrió en noviembre de 1922. Tres décadas después, con los quebrachales talados, la empresa cerró definitivamente sus plantas en Argentina. Se fue a África y en los 70 a las fábricas las adquirieron capitales ingleses ligados al platino. En tanto, en la Argentina los pueblos donde se levantaba La Forestal quedaron inmersos en la miseria y el desconcierto: sin trabajo, sin tren, con pocos habitantes y poco futuro.
Fue la liquidación de la industria del quebracho en el país y se adelantó a la desindustrialización iniciada por la última dictadura. Un dato no menor: uno de los últimos directores de La Forestal en Argentina a fines de la década del 60 fue José Alfredo Martínez de Hoz.
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