Estaba entre las pertenencias del capo Salvatore Lo Piccolo, arrestado el lunes último; no beber ni jugar, entre las reglas
Estaba entre las pertenencias del capo Salvatore Lo Piccolo, arrestado el lunes último; no beber ni jugar, entre las reglas
«Aunque la esposa esté a punto de parir, hay que estar siempre disponible para la Cosa Nostra.»
Parece el guión de una película, pero no, es el quinto mandamiento del virtual «decálogo del mafioso perfecto» que fue hallado ayer entre los documentos de Salvatore Lo Piccolo, el nuevo padrino de la mafia siciliana arrestado el lunes último.
Considerado el sucesor del capo di tutti i capi Bernardo Provenzano, detenido en abril de 2006, Lo Piccolo fue capturado junto con su hijo Sandro y otros dos importantes miembros de la criminalidad organizada en una casona a 30 kilómetros de Palermo, en Sicilia.
Escrito a máquina, todo en letras mayúsculas y titulado Derechos y deberes , como si se tratara de una verdadera carta magna, el decálogo enumera las reglas, incluso de tipo moral, que el verdadero «hombre de honor» no tiene que transgredir.
El buen mafioso, por ejemplo, no debe tomar ni jugar ni frecuentar las tabernas ni llegar tarde a las citas. Tampoco tiene que mirar a las mujeres de sus colegas ni puede apropiarse del dinero de otros mafiosos. Y, por supuesto, tiene que tener una lealtad ciega, incondicional, a la organización criminal. No por nada el quinto mandamiento llama a «estar siempre disponible para la Cosa Nostra, aunque la esposa esté a punto de parir«.
Para tutelar el secretismo implícito en la organización mafiosa, el primer mandamiento indica literalmente que «no hay que presentarse uno mismo a otra persona, sí a través de un tercero«.
En lo que se interpretó como un intento de poner freno a los comportamientos transgresores de los jóvenes afiliados a la mafia, amantes del dinero y de las bellas mujeres, el decálogo pone hincapié en temas de moral sexual. En curiosa coincidencia con el de los católicos, el segundo mandamiento mafioso indica: «No desearás la mujer del prójimo» y prohíbe «mirar a las mujeres de nuestros amigos». En sintonía, el séptimo llama a «respetar a la esposa».
El tercer mandamiento, en tanto, prohíbe cualquier contacto con los sbirri , es decir, con los policías; el cuarto prohíbe «frecuentar tabernas y círculos»; el sexto indica que «hay que respetar de manera categórica las citas» y el octavo obliga a decir siempre «la verdad».
Mientras el noveno prohíbe apropiarse del dinero «de otros y otras familias», el décimo y último resulta ser el más completo de la lista, ya que indica quiénes jamás podrán llegar a pertenecer a la Cosa Nostra.
La organización, en efecto, prohíbe el ingreso a todo aquel que tenga «un pariente en las fuerzas del orden», que haya traicionado a su familia o que haya tenido un «comportamiento pésimo» sin «valores morales».
El decálogo fue hallado en un viejo bolso de cuero, junto a una estampita y las instrucciones para el rito que deben pronunciar quienes logran acceder a la milenaria organización. «Juro ser fiel a la Cosa Nostra. Si la traicionara, que se quemen mis carnes como se quema esta estampita«, dice el texto a recitarse en la ceremonia de iniciación. Pero hay más. Entre los papeles secuestrados al último padrino de la Cosa Nostra la policía también encontró un valiosísimo Código de derecho mafioso.
Se trata de un texto muy detallado, pero sintético -también escrito a máquina, todo en mayúsculas, en un italiano bastante precario-, que explica la estructura organizativa de las familias de la Cosa Nostra, sus jerarquías y las funciones de los distintos roles.
Jerarquías
El «capo de la familia», por ejemplo, es quien decide todo y tiene la última palabra. En su ausencia, lo reemplaza el «subcapo» de familia. Después viene el «consejero», que tiene la función «de mantener a todos unidos en la familia y de dar consejos por el bien de la familia», y luego los «soldados».
El código también explica la división de poderes en los distintos mandamenti , territorios controlados por la organización criminal, y la importancia de la commissione (la comisión), una estructura fundamental «constituida para que haya equilibrio en las familias que integran la Cosa Nostra y para deliberar sobre los hechos más delicados para poder tomar decisiones».
Junto con las decenas de pizzini -mensajes cifrados- también hallados en el escondite del «heredero» de Provenzano, el Decálogo y el Código de derecho mafioso son como oro en polvo para quienes intentan desarticular a la criminalidad organizada siciliana. Para muchos, una «bestia» invencible, pero que ahora, sin jefe, seguramente es más vulnerable.
Cualquier parecido a los Gremios o Corporaciones Argentinos, es pura casualidad
ROMA.- Jueves 8 de noviembre de 2007
Noticias de Exterior: Diario La Nacion de Bs. As.